HOMILÍA DE MONS. SAUL FIGUEROA EN OCASIÓN DE LA INAUGURACIÓN DEL AÑO PASTORAL 2013-2014, MES DE LA BIBLIA, MES DE LAS MISIONES Y SEMANA DE
LA CATEQUESIS DE LA DIÓCESIS DE PUERTO CABELLO. SÁBADO 4 DE OCTUBRE DE 2014
Saludos
1. El Evangelio
de la misa nos relata el regreso de la misión de los 72 discípulos y el encuentro y la instrucción que Jesús tuvo con ellos. “Los setenta y
dos discípulos volvieron muy alegres y le dijeron a Jesús; «Señor, hasta los
demonios nos obedecen al invocar tu nombre.» y Jesús les dijo: «Yo veía a
Satanás caer del cielo como un rayo. Miren que les he dado autoridad y poder sobre toda fuerza enemiga: no habrá arma
que les haga daño a ustedes”
Como vemos los
72 le relatan a Jesús la experiencia que han tenido y el les explica que el poder con el cual ellos han
actuado proviene de él:”Miren que yo les he dado autoridad y poder”.
2. Por tanto, Jesús
les da a los 72 una instrucción sobre el sentido y el alcance de su misión. Y a
esto mismo hemos venido hoy. Nosotros
también hemos estado evangelizando y
estamos aquí para escuchar lo que Jesús
y a la Iglesia quiere decirnos.
En efecto, en el mes misiones, iniciando el Año pastoral 2014 – 2015 en nuestra diócesis, debemos escuchar la Palabra de Dios y lo que quiere
la Iglesia para este momento. La Evangelización es una tarea continua y
constante, lo que hay que ver hoy es el sentido de nuestras
actividades pastorales para reimpulsarlas. Así como Jesús al escuchar a los 72
los reimpulsó y orientó sobre su misión, así nosotros también debemos reimpulsar
nuestros servicios, departamentos, comunidades, movimientos y nuevas
realidades, apuntalados por lo que quiere
la Iglesia. Y esto se concretiza, en nuestro caso, en el plan pastoral diocesano. No partimos de cero. Contamos con un plan
pastoral. A él debemos recurrir en estos momentos.
Nuestro plan tiene un objetivo
general que hoy debemos contemplar: REALIZAR UNA
INTENSA ACCION PASTORAL QUE PERMITA A CADA UNO DE LOS HABITANTES DE PUERTO
CABELLO, CONOCER LOS
DONES DEL SEÑOR PARA
CONSEGUIR UNA DIÓCESIS MAS
UNIDA A CRISTO, TOMANDO EN CUENTA PARTICULARMENTE LAS PRIORIDADES
DE LA PRIMACÍA DE LA GRACIA, LA MISIÓN, LA PASTORAL VOCACIÓNAL, LA COMUNIÓN DE
BIENES Y LA SOLIDARIDAD, VISTAS DESDE LAS DIMENSIONES DE LA FORMACIÓN, LA
ESPIRITUALIDAD Y la COMUNIÓN.
Fijémonos en lo que queremos obtener: UNA DIÓCESIS MÁS
UNIDA A CRISTO.
Este el lema que nos da unas pautas para todo lo que
queremos hacer:
Mas Unida
a Cristo significa encontrarse con
Jesucristo. Esto
es la santidad de vida, la primacía de la gracia. La primera prioridad de nuestro plan.
Benedicto XVI nos enseña: "No se comienza a ser
cristiano por una decisión ética o una
gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello,
una orientación decisiva" (Dios es Amor 1). « Hemos encontrado al
Mesías » (Jn 1, 41).
Y El papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii
Gaudium, dice al respecto lo siguiente: El gran riesgo del mundo actual,
es una tristeza individualista. Cuando la vida interior se clausura en los propios
intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se
escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no
palpita el entusiasmo por hacer el bien. Los creyentes también corren ese
riesgo. Muchos se convierten en seres
resentidos, quejosos, sin vida. Ésa no es la opción de una vida digna y plena,
ése no es el deseo de Dios para nosotros, ésa no es la vida en el Espíritu que
brota del corazón de Cristo resucitado.
Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación, a renovar ahora
mismo su encuentro personal con
Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de
intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta
invitación no es para él, porque «nadie queda excluido de la alegría reportada
por el Señor». (EG 14)
Hacia
una Diócesis más unida: Se trata aquí
de la comunión. El
Concilio Vaticano II define a la Iglesia
como un sacramento de la unión con Dios y de la unidad del género
humano" (LG 1). Heredera de la
misión evangelizadora que le dejó Jesucristo, la Iglesia fundada en la comunión trinitaria, busca
fortalecer la comunión de Dios con la humanidad, y de los hombres entre sí.
La Comunión en la vida
de la Iglesia no se decreta, sino que se construye. Todo el pueblo de Dios está llamado a esta tarea. Por
tanto, nadie queda excluido. Para ello es necesario promover una Espiritualidad
de la Comunión en la que todas las instancias y sectores eclesiales
vivan en comunión.
En nuestra Diócesis que tiene como
objetivo ser más unida, la comunión
significa planificación, coordinación, respeto al plan pastoral y al calendario
diocesano y es respeto de unos con otros. El trabajo en equipo. No a la competencia, sino la ayuda mutua.
Dice
el Papa Francisco al respecto: Las instituciones
eclesiales: pequeñas comunidades, movimientos y otras formas de asociación, son
una riqueza
de la Iglesia. Muchas veces aportan un nuevo fervor evangelizador.
Pero es muy
sano que no pierdan el contacto con la parroquia, y que se integren gustosamente en la pastoral orgánica de la Iglesia particular. Esta integración evitará que se queden sólo con una parte del Evangelio y de la Iglesia, o que se conviertan en nómadas sin raíces.
(EG 29)
Y continua: No a la guerra entre nosotros. Dentro del
Pueblo de Dios y en las distintas comunidades,
¡cuántas guerras por envidias y
celos, también entre cristianos! La mundanidad espiritual lleva a algunos cristianos a estar en guerra con otros cristianos que se
interponen
en su búsqueda de poder, prestigio, placer o seguridad
económica.
Además, algunos dejan de vivir una pertenencia cordial
a la Iglesia por alimentar un
espíritu interno. Más que pertenecer a
la Iglesia toda, con su rica
diversidad, pertenecen a tal o cual grupo que se siente diferente o especial.
Por tanto el encuentro con Jesús y la
comunión son los dos grandes principios que el Señor hoy nos indica. De aquí brotan
todas las orientaciones que orientan
toda la evangelización y sus actividades.
3. La Misión: La Iglesia es comunión en misión
(Cf. LG 17), es comunión trinitaria en tensión misionera (Cf. PDV 12.73-75).
Ella no puede hacer otra cosa, sino anunciar con franqueza y valentía "que
en Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado, se ofrece la
salvación a todos los hombres" (EN 27)
Entre la comunión y la misión existe una profunda unidad. En
efecto, el Espíritu que convoca y une a la Iglesia y la envía a predicar el Evangelio hasta los
confines de la tierra" (ChL 32).
La evangelización
obedece al mandato misionero de Jesús: «Id y haced que todos los pueblos sean
mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo, enseñándoles a observar todo lo que os he mandado» (Mt 28,19-20).
(EG 19)
El
Santo Padre Francisco califica a la iglesia como una Iglesia en salida para
hablar de la Iglesia Misionera. (EG 20),
Y es casualmente el lema que ha adoptado la campaña de la OPM este año es: Misioneros con Espíritu para una Iglesia
en salida.
La Iglesia en salida es la comunidad de
discípulos misioneros que se involucran, que acompañan, que fructifican y
festejan. La comunidad evangelizadora
experimenta que el Señor tomó la iniciativa; y, por eso, ella sabe
adelantarse, tomar la iniciativa sin
miedo, salir al encuentro, buscar a los alejados
y llegar a los cruces de los caminos
para invitar a los excluidos. Vive un deseo
inagotable de brindar misericordia, fruto de haber experimentado la infinita misericordia del Padre y su fu erza
difusiva. ¡Atrevámonos un poco! (EG 24)
Aspiramos, por tanto, que este espíritu misionero se haga cada día más efectivo en toda nuestra,
auguramos un fortalecimiento de la Misión
continental y las pequeñas comunidades. Así como de los servicios de la OMP: infancia misionera,
centimision, joven misión y la animación
misionera en los colegios y liceos.
Así mismo aspiramos una reactivación
de la Pastoral juvenil, la pastoral educativa y
la pastoral familiar (que por cierto dentro de pocos días se iniciará un sínodo
en Roma sobre la evangelización de la familia en los actuales momentos). Y, sobre todo de la pastoral vocacional que es una de las principales prioridades de
nuestra diócesis.
4. Estamos
celebrando también El mes de la Biblia. El centro de la misión es la
proclamación de la Palabra de Dios y dentro de ella, la proclamación de la Buena noticia del Kerigma: Cristo muerto y
resucitado para nuestra salvación. Para esto existe la Iglesia. Para evangelizar.
La Comisión episcopal de Biblia y Catequesis nos ha
enviado un hermoso material para
celebrar el mes de la biblia a partir de
la exhortación apostólica la alegría del evangelio. De hecho así
se titula el material. De tal manera que el mes de la biblia es una invitación a
leer la exhortación del Papa
Francisco. “Invito a cada cristiano a en
cualquier lugar y situación en que se encuentre a renovar ahora mismo
(…) a la alegría reportada por el Señor”
La Palabra tiene en sí una potencialidad que no podemos predecir. El Evangelio habla de una semilla que, una vez
sembrada, crece por sí sola también cuando el agricultor duerme (cf. Mc 4,26-29).
La Iglesia debe aceptar esa libertad
aferrada a la Palabra, que es eficaz a su manera, y de formas muy
diversas que suelen superar nuestras previsiones y romper nuestros esquemas.
(EG 21 -22)
5. La
catequesis. El lema de la semana de la catequesis este año es: “Testimoniar con la alegría la verdad en el
amor”. El mismo nos ilumina sobre el núcleo de nuestra misión. Porque la misión
encomendada no se realiza como una tarea: no se hace de catequista, se es
catequista, como afirmara el Papa Francisco, Efectivamente la misión brota de
esta realidad nueva del encuentro personal y transformador con la persona de Jesús
que nos convierte en testigos de su obra.
Testimoniar con la alegría en el amor es la misión del
catequista. No se dice enseñar, se dice testimoniar. Es decir la verdad se hace
palabra y anuncia la presencia de Jesús que se transmite a nuestros
destinatarios.
Aprovecho la oportunidad
para reiterar el compromiso de la catequesis
a todos los niveles en nuestra Diócesis. Particularmente el sistema de
itinerario que se mantener y respetar. Ponemos en peligro la comunión diocesana
de no hacerlo. Así mismo debemos hacer
con la mayor seriedad posible la preparación del bautismo. Esta no puede ceñirse una pequeña charla
previa a la celebración. Lo mismo dígase en lo que se refiere a la
preparación al matrimonio. Esta
va más allá de un simple curso matrimonial. Así mismo quiero insistir en
dar la mayor relevancia posible a la Catequesis de adultos.
6. Para finalizar, quiero
que tengamos muy en cuenta en este año pastoral dos grandes acontecimientos:
los 150 años del nacimiento del Venerable Dr. José Gregorio Hernández el próximo 26 de octubre.
Día de júbilo que lo celebraremos parroquialmente. En nuestra Catedral
tendremos una Misa Solemne a las 8 am.
Y el año 2015 será el AÑO DE
LA VIDA CONSAGRADA. Así como el año 2013 fue el año de la fe. El 2014 el año de la Juventud, el próximo es el año será el de la vida consagrada al cumplirse los 50 años de del
decreto conciliar perfectae Caritatis. Será
una oportunidad para que los consagrados reimpulsen su vida y misión. Un año de crecimiento vocacional. Una
diócesis sin consagrados es una diócesis incompleta.
7. Bien hermanos, ponemos en manos del Señor, el Buen pastor,
este nuevo año de pastoral. Que el oriente nuestros pasos. Revitalicemos
nuestra pastoral haciendo efectivamente que cada día sea una diócesis mas unida
a Cristo. Fomentemos el encuentro con Cristo y la comunión y que esta nos
impulse a revitalizar toda nuestra pastoral. Que nadie nos quite como dice el
Papa Francisco la alegría de evangelizar. Que Nuestra del Valle y San José y San Francisco de Asís intercedan por
nosotros.
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