Ordenación Sacerdotal Adolfo David Oropeza

David Oropeza fue ordenado Sacerdote

El pasado sábado 10 de octubre, el diacono Adolfo David Oropeza Oropeza, perteneciente a la Congregación Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús, quien actualmente presta sus servicios religiosos en la parroquia Sata Rosa de Lima, recibió su Ordenación Sacerdotal por la imposición de manos y oración consagratoria del Obispo de Puerto Cabello; Monseñor Saúl Figueroa. 

La ceremonia religiosa se llevo a cabo en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús de La Isabelica en Valencia, fue presidida por Monseñor Saúl Figueroa y concelebrada por los sacerdotes de La Congregación del Sagrado Corazón de Jesús y del clero diocesano porteño.

Durante la homilía Monseñor Figueroa destaco:

El Orden Sacerdotal es un sacramento gracias al cual, la misión de Cristo, confiada a sus apóstoles, se prolonga en la Iglesia universal hasta el final de los tiempos. La palabra ORDEN designaba en la antigüedad romana, el cuerpo de los que gobiernan. La ORDENACION era la integración a ese cuerpo, a ese ORDO. Es una consagración. En el caso del sacerdocio, es investir de Cristo mismo al candidato para que realice el ministerio en la Iglesia, ya bien sea como diacono, presbítero u obispo. Por lo tanto, la ordenación es un acto sacramental, va más allá de una simple elección, designación, o delegación de la comunidad. 

Pero el sacerdocio en la Iglesia comunión, está relacionado a su vez, con el misterio de JESUCRISTO. Jesucristo, redimió al hombre y lo transformó en una nueva criatura y congregó a todos los pueblos en un cuerpo, comunicándoles su espíritu (Cf. LG 7). Por eso, la Iglesia es el Cuerpo de Cristo. Y es en este Cuerpo, donde el sacerdote actúa y encuentra su identidad. “El que servirme que me siga” 

De tal manera pues, por el sacramento del orden, el candidato recibe un carácter particular que lo configura a Cristo sacerdote para que actúe como el propio Cristo. Es lo que la Iglesia expresa al decir que el sacerdote, en virtud del sacramento del Orden actúa “in persona Christi Capitis” (Cf. CIC 1548). De esta manera, el presbítero, llega a ser ministro de las acciones salvíficas esenciales, trasmite las verdades necesarias para la salvación y apacienta al Pueblo de Dios, conduciéndolo hacia la santidad, en nombre de Cristo. (Cf. DVMP 7)

Para cumplir con su misión, el sacerdote tiene que tener una profunda ESPIRITUALIDAD. Es curioso que casi todos los documentos que tratan sobre el sacerdocio, después del Vaticano II, exponen como primer tema la identidad del sacerdocio, y, en seguida, especifican los lineamientos de su vida espiritual (Cf. PDV y DMVP). El principio fundamental de la espiritualidad sacerdotal es la caridad pastoral.

Familia del padre David

El sacerdote debe cumplir múltiples deberes y afrontar una variedad de problemas que le angustian lo que le lleva al peligro de la dispersión. Por eso, busca reducir a una unidad, su vida interior con la acción exterior. Esa unidad de vida no puede lograrla con la mera sistematización exterior de las obras, ni con la sola práctica aislada de unos ejercicios de piedad. Esa unidad de vida, que constituye el meollo de la espiritualidad sacerdotal, puede construirla sólo en el cumplimiento de la triple función de su ministerio, siguiendo el ejemplo de Cristo sacerdote, profeta y pastor. Uniéndose a Cristo en la voluntad del Padre y en el don de sí mismo al rebaño que se le ha confiado. Por lo tanto, sólo en el oficio de buen pastor, desempeñándolo por medio de la caridad pastoral, el sacerdote encontrará el vínculo de unión entre su vida interior y su acción pastoral (Cf. PO 14).

Esta caridad pastoral fluye del sacrificio eucarístico, centro y raíz de la vida del sacerdote. Y progresivamente y con la oración va reproduciendo la imagen de Cristo sacerdote y buen pastor (Cf. PO 14).

Esta unidad de vida, la caridad pastoral, se concreta examinando todo el ministerio a la luz de la voluntad de Dios y la misión evangelizadora de la Iglesia. Porque la fidelidad a Cristo no puede separarse de la fidelidad a la Iglesia. Así pues, la caridad pastoral es el principio espiritual de los sacerdotes, permite la unidad de su vida interior con su ministerio y su vinculación con la misión de la Iglesia. (Cf. PO 14). 

Desde un punto de vista práctico, te exhortaría querido Adolfo David a efectuar cuatro cosas que recapitulan tu identidad y misión como sacerdote: (1) La santidad de vida, que se debe concretar en la oración personal, el rezo de la liturgia de las horas, la celebración diaria de la Misa y la devoción a la Santísima Virgen. (2) La humildad y la sencillez, que te reconozcan por tu cercanía a las personas, sin protocolo y con disponibilidad (3) La atención a los más pobres, particularmente a los enfermos y moribundos (4) Misionero: abierto a las periferias. No contentarse con el pequeño terreno que te asignen. Esto supone desprendimiento y apertura particularmente hacia aquellas personas que no participan en la Iglesia o que la han abandonado. “El amor de Cristo nos apremia”

ESTIMADO HERMANO DAVID, RECUERDA SIEMPRE EJERCER JUNTAMENTE SU MINISTERIO, POR UNA PARTE, DENTRO DEL CONTEXTO DE SU PROFESIÓN RELIGIOSA; los consejos evangélicos de pobreza, obediencia y castidad deberán ser la pauta de su ministerio. Para esto es necesario estar unido continuamente al Señor. “Yo soy la vid; ustedes los sarmientos; el que permanece en mí, y yo en él, dará mucho fruto; porque separados de mí no pueden hacer nada”. Y que propicio recibir tu Ordenación presbiteral en este Año de la Vida Consagrada. Pero, por otra parte, recuerda que eres también jerarquía dentro de la Iglesia, perteneces al cuerpo de los presbíteros. Imposible, por tanto, ejercer el ministerio aislado de la Iglesia particular donde ejerciten el ministerio. De allí la comunión con los obispos y los presbiterio de la diócesis donde te encuentres. 

Muchas felicitaciones a la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón por el nuevo sacerdote. Felicitaciones a tus familiares. Felicitaciones a tus formadores. Felicitaciones a tus profesores. Felicitaciones a las comunidades que te han visto crecer y desarrollarte. Ojalá puedas cumplir con los compromisos adquiridos en el día de hoy.