Carta del obispo electo de San Felipe al pueblo de Dios de esta Iglesia Diocesana
Al Clero Diocesano
A las Comunidades Religiosas
A los Seminaristas
A los Movimientos de Apostolado Seglar
A todo el Pueblo de Dios que peregrina en Yaracuy.
Queridos hermanos todos.
La Paz del Señor esté con ustedes.
En el contexto del Año Santo de la Misericordia y en medio de la alegría por la celebración de los 50 años de creación de la Diócesis, en esta misma fecha, se ha hecho pública la decisión del Santo Padre Francisco de nombrarme Obispo de San Felipe.
Son tantos los sentimientos que en mi están presentes en este momento. De manera particular, el de un profundo agradecimiento a Dios que aun conociendo mi fragilidad y miseria, desde la profundidad de su amor misericordioso, irrumpió en mi historia personal seduciéndome e invitándome a seguirle.
Es ese mismo amor el que ahora de nuevo me seduce y me invita a caminar a su encuentro en la tierra Yaracuyana y en esta nueva tarea. Desde ya quiero hacerles saber que a eso es a lo que principalmente voy a la Diócesis de San Felipe, a vivir con ustedes, que en adelante serán mis hijos, mis hermanos, mis amigos, mi familia, mi pueblo; un encuentro profundo con Jesucristo que le de plenitud de sentido a nuestras vidas y nos abra a nuevas perspectivas esperanzadoras y alegres.
Desde ya abrazo a la Iglesia de Yaracuy con amor esponsal. Quiere el Señor, que en adelante coopere con Él en la edificación de su Pueblo allí congregado entregándome en totalidad a su servicio, amándole y edificándole con el ardor que brota de su corazón de Buen Pastor con el cual como sacerdote y ahora como Obispo he sido invitado a configurar el mío.
Concibo el episcopado como un don, un servicio, y una gran responsabilidad. Don que recibo por gracia de Dios y no por mis propios méritos, servicio que exige entrega total, responsabilidad que implica asumir la misión de gobernarles con la caridad de Jesucristo Buen Pastor, de enseñarles con la verdad, la compasión, la generosidad y la frontalidad del Maestro y de santificarles con el auxilio de la gracia y el ejemplo de mi vida.
Voy en medio de ustedes, sabiéndome portador de un mensaje de vida y esperanza para toda la humanidad. Por eso quiero invitarles a todos, sacerdotes, religiosos y laicos a que juntos, con la mirada siempre puesta en Dios, nos comprometamos cada vez más en la tarea evangelizadora. Somos todos invitados a ser testigos del Resucitado que nos precede y acompaña en este tiempo de la historia en que nos ha invitado a ser parte de su Pueblo, en el que quiere nos comprometamos en la gestación de una nueva sociedad animada por su amor y en la construcción de una Iglesia que salga al encuentro del hombre y le conduzca a la plenitud que sólo en Cristo puede alcanzar.
Desde ya les pido su oración. Oren por mí al Padre de la Misericordia a fin que con la ayuda del Espíritu Santo sea yo instrumento a través del cual el amor de Jesucristo se haga visible en medio de ustedes. Oren por mí, a fin que de Dios consiga la sabiduría necesaria para guiarles por todo el tiempo que el Señor así lo desee con total caridad y entrega. Oremos todos juntos a Dios para que bendiga la tierra de Yaracuy y para que su gente, con una vida cimentada n el amor a Cristo, de los frutos de santidad que nos permitan vivir en paz y alegría.
A todos llegue mi paternal bendición.
Caracas 11 de marzo de 2016
✠Mons. Víctor Hugo Basabe
Obispo electo de San Felipe
Secretario General de la Conferencia Episcopal Venezolana
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