sábado, 9 de abril de 2016

Comunidad de Alpargaton celebro a su patrono

                                                        Fiesta patronal San Vicente Ferrer
El pasado martes 5 de abril la comunidad de Alpargaton celebro a su patrono San Vicente Ferrer con una Santa Misa en la capilla que lleva su nombre, la cual fue presidida por el Obispo; Monseñor Saul Figueroa y concelebrada por el parroco Williams Campos y el presbitero Sergio Valentino Medina.


 Al concluir la Eucaristía los fieles saludaron al Obispo y realizaron la procesión con el Santo por las calles de la zona.





 La ocasión también fue propicia para cantarle el cumpleaños feliz al padre Valentino quien celebro sus 33 años el pasado 4 de abril.
Conozcamos un poco de la vida de San Vicente: 
“Si quieres ser útil a las almas de tus prójimos, recurre primero a Dios de todo corazón y pídele con sencillez que te conceda esa caridad”, decía San Vicente Ferrer, cuya fiesta se celebra cada 5 de abril, y que solía dar un regalo especial a las esposas que peleaban mucho con sus maridos.

San Vicente Ferrer nació en Valencia (España) en el 1350, fue miembro de la Orden de Predicadores. Se dedicó a la enseñanza de teología y filosofía.
Combatió con empeño la división de la Iglesia en el cisma de occidente. Recorrió muchas comarcas predicando, obteniendo muchas conversiones y reforma en las costumbres de los pueblos.
Partió a la Casa del Padre el 5 de abril de 1419 en Vannes (Francia), donde se venera su cuerpo. Fue canonizado por Calixto III en 1455. Hay gran devoción hacia él en Europa y América.
San Vicente Ferrer solía regalar a las señoras, que peleaban mucho con su marido, un frasquito con agua bendita y les aconsejaba: "Cuando su esposo empiece a insultarle, échese un poco de esta agua a la boca y no se la pase mientras el otro no deje de ofenderla".
Esta famosa "agua de Fray Vicente" ayudaba mucho a las familias porque la mujer, al no poder contestarle al marido, entonces no había peleas.
Ojalá que en muchos hogares se viva esta bella costumbre de callar mientras el otro ofende porque lo que produce la pelea no es la palabra ofensiva que se oye, sino la palabra ofensiva que se responde

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