Cardenal Urosa pidió a los feligreses: “No sucumbir ante el Becerro de Oro”
¡Arquidiócesis de Caracas Celebró Pentecostés 2015!
La Iglesia venezolana también renovó la fe en Jesucristo con celebraciones en todas las arquidiócesis y diócesis del país
Ramón Antonio Pérez / @GuardianCatolic
Fotos Cortesía de María Elena Barrios
Caracas, 26 de mayo de 2015.- “Hay un mal que es gravísimo en el mundo moderno que es la idolatría de lo material: la adoración del Becerro de Oro. El mundo occidental se inclina muchísimo hacia esto (…) necesitamos que el Señor nos envíe el Espíritu Santo para que nos libre de esa tentación del dinero, del vil metal”.
Fueron las palabras del Cardenal Jorge Urosa Savino durante la eucaristía que presidió este 24 de mayo, en la parroquia “Sagrada Familia de Nazaret” y “San José María Escrivá de Balaguer”, en La Tahona, con motivo de la festividad de Pentecostés 2015.
“Hoy celebramos el envío del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, reunidos con María Santísima en el Cenáculo. En la sagrada Liturgia, Jesucristo Nuestro Señor renueva para la Iglesia de hoy el misterio de Pentecostés. Aquella efusión del Espíritu Santo que había comunicado a sus apóstoles el domingo de Pascua, la renovó y manifestó visiblemente el Señor en la fiesta judía de Pentecostés”.
Durante la celebración estuvieron presentes el obispo auxiliar de Caracas Monseñor Fernando Castro Aguayo, Monseñor Nicolás Bermúdez, obispo emérito; el párroco del lugar, padre Noel Franceschi, y los rectores de los seminarios “Santa Rosa de Lima” y “Redemptoris Mater”, presbíteros Francisco Morales y César Hernández, respectivamente; además de José Antonio Sabino, superior de los Padres Eudistas en Venezuela, además de numerosos seminaristas y religiosas.
“El efecto fue sorprendente” - dijo - “aquellos hombres que estaban todavía encerrados en sí mismos, llenos de temor, comprendieron plenamente el mensaje de Jesús, y comenzaron de inmediato a anunciar al mundo entero las maravillas del Reino de Dios, el gozo de la salvación, el perdón de los pecados, el advenimiento de un mundo nuevo”.
Agregó que esta solemnidad de la Iglesia es celebrada en el mundo entero, y en ella, “el Señor renueva para nosotros la acción del Espíritu Santo para que vivamos según el Espíritu de Dios, que es el espíritu del amor, de la luz, de la paz, de la salvación y de la felicidad”. Igualmente recordó que en Venezuela, la iglesia celebra Pentecostés conjuntamente con el “Día del Seminario”, para fortalecer los espacios donde reciben formación los futuros sacerdotes, indicó el arzobispo.
Hostilidad al cristianismo y a la Iglesia católica
“El Espíritu Santo es el que anima la vida en la Iglesia, y no cabe dudas que en los tiempos difíciles que vivimos en el mundo entero, necesitamos de la acción intensa del Espíritu de Dios sobre toda la Iglesia”, indicó Urosa.
Denunció que “nuestra época es de gran hostilidad al cristianismo, no solamente en los países del Medio Oriente donde los islamistas radicales arremeten y quieren asesinar a los cristianos”, sino también en Europa y en Norteamérica. “Hay una hostilidad cada vez mayor al cristianismo y en particular a la Iglesia católica”, acentuó el arzobispo.
“Tenemos que vivir según el Espíritu, que es vivir a plenitud la vida de Jesucristo”, dijo a los seminaristas presentes, mensaje con alcance al resto de la feligresía. Finalmente expresó que “la Iglesia en Venezuela necesita sacerdotes santos, semejantes al Obispo de San Salvador”, Monseñor Oscar Arnulfo Romero, quien fue beatificado el 23 de mayo, siendo propuesto como modelo para toda la Iglesia en América latina y el mundo, dijo.
Seminaristas admitidos a las Sagradas Órdenes
Durante esta ceremonia el Arzobispo de Caracas autorizó la admisión de dos seminaristas: Ángel Boscán Corona y Esneiro José Reverón González, como candidatos a las órdenes sagradas, en la que se comprometieron a vivir en línea de lo que pide el Evangelio.
VIGILIA EN EL SEMINARIO. La noche del sábado una vigilia fue organizada en las instalaciones del Seminario “Santa Rosa de Lima”, de El Hatillo, al que asistió casi un millar de personas para orar, cantar y celebrar la “Venida del Espíritu Santo” sobre la Iglesia.
A esta actividad asistieron sacerdotes, seminaristas y feligreses, repasando con alegría y mucha fe, el momento en que se encontraban orando los apóstoles junto a la Virgen María y recibieron la infusión del Espíritu Santo. El capítulo 2 del libro Hechos de los Apóstoles narra este importante episodio de la naciente iglesia.
“Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse”.
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