domingo, 31 de enero de 2016

ASUMIR LA REALIDAD DE LA PATRIA







Los primeros días del mes de enero se llevo a cabo en Caracas la Centésima Quinta Asamblea Ordinaria del Episcopado Venezolano donde asistió como todos los años nuestro Obispo; Monseñor Saul Figueroa Albornoz, quien informo que se analizaron muchos temas de interes religioso y de la situación actual del pais. Entre ellos destaco el Obispo que se hablo todo lo relacionado con las actividades en el Año de La Misericordia,  la nueva Asamblea Nacional, las nuevas leyes y la autonomía de los poderes, la situación del cierre de la frontera con Colombia, la violencia y delincuencia desatada,  la inflación, el pronto dialogo y la reconcilian del país, la economía y la inflación entre otros.

 A continuación el texto completo del mensaje de los Obispos al país, la cual concluye con una Oración por Venezuela.



EXHORTACIÓN PASTORAL


105 Asamblea Ordinaria CEV




"ASUMIR LA REALIDAD DE LA PATRIA"

1.- Los Arzobispos y Obispos de Venezuela reunidos en la 105° Asamblea Ordinaria en Caracas, al inicio de un nuevo año, ratificamos nuestro compromiso de acompañar al Pueblo de Dios que peregrina en esta tierra, y de compartir las esperanzas e inquietudes de todos nuestros conciudadanos. Lo hacemos en el marco del Año Jubilar de la Misericordia, en el cual somos invitados a ser “misericordiosos como el Padre” (Lc. 6,36); inspirados por Jesús que, como buen samaritano (Lc. 10, 30-37), “se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza” (Prefacio de la misa común 8), nos preguntamos: “Maestro, ¿qué tengo que hacer?” (Lc. 10,25). También nosotros, en la situación de crisis global en la cual se encuentra el país que produce tantos sufrimientos, debemos acercarnos a quien se siente o está realmente golpeado aunque piense distinto de nosotros, cuidar su salud vendando sus heridas, asegurar su alimentación dándole de comer, compartir lo que se tiene atendiendo sus necesidades, velar por la solución de los numerosos problemas que los aquejan. No podemos pasar de largo ni ser indiferentes ante sus problemas.

NUESTRA REALIDAD
2.- Todos estamos conscientes de la gravedad, urgencia e interpelación de los problemas que vive la humanidad entera a causa de la desigualdad, la indiferencia, la intolerancia y el terrorismo. En todas partes, la corrupción y la impunidad son males que destruyen valores fundamentales y generan desigualdades e injusticias. Nuestro país no escapa a esta realidad que debemos superar con decisión, sensatez y eficacia para reconstruirlo y buscar las mejores respuestas con la participación de todos los actores sociales.

3.- Damos gracias a Dios por el renovado ejemplo de responsabilidad cívica y voluntad pacífica de nuestro pueblo venezolano tanto en los comicios del 6 de Diciembre como en la instalación el pasado 5 de enero de la nueva Asamblea Nacional. En medio de muchas “sombras” que empañan nuestra realidad, estos eventos han constituido una “luz” significativa de aliento, decisión y esperanza para la convivencia cívica y la progresiva resolución de nuestros problemas, carencias e incertidumbres, ya que todo proceso de cambio exige tiempo y compromiso. Dichos acontecimientos han marcado un nuevo hito de una gran fortaleza ética y espiritual por propia naturaleza y por sus implicaciones a corto, mediano y largo plazo: la mayoría del pueblo, pese a dudas y algunas reticencias, se expresó, ordenadamente por la necesidad de un cambio de rumbo en la orientación fundamental del país. La conducta y el espíritu de la inmensa mayoría de los venezolanos durante los días navideños y de año nuevo, si bien no exentos de justificada preocupación, han sido ejemplares: distensión, necesidad de encuentro y compartir, privilegiando los sanos afectos, la fraternidad y la ternura que, en el pesebre y las bellas tradiciones religiosas de este tiempo, son invitación permanente a no ser indiferentes ante los problemas y a privilegiar el entendimiento y la concordia sobre la violencia, el odio y la exclusión.

4.- En estos días, a los problemas ya existentes se suma el conflicto entre el Tribunal Supremo de Justicia y la Asamblea Nacional, lo que no tiene justificación, pues el pueblo expresó en la elección del 6 de Diciembre su voluntad de vivir en democracia y no en un sistema totalitario y excluyente. En efecto, el reconocimiento diáfano de la pluralidad de visiones obliga a los actores políticos y a toda la ciudadanía a buscar y ofrecer soluciones en las que todos nos veamos representados. Cada poder tiene su competencia específica y toca al Ejecutivo diseñar y proponer la pronta solución a los problemas económicos y sociales, pues ellos constituyen su responsabilidad primaria. A todos los diputados electos les corresponde una doble responsabilidad: con sus estados, a través de los circuitos por los que fueron elegidos, a los que deben visitar y estar en contacto permanente con sus necesidades y expectativas; y una segunda, no menos importante, de índole nacional, como cuerpo colegiado responsable de las actividades generales de legislar, controlar y servir de foro de encuentro y diálogo entre todas las visiones y proyectos.

5.- Así como la gestión del Poder Ejecutivo es grande e indelegable, también lo es la responsabilidad de los sectores distintos al Gobierno en relación a la esperanza suscitada por las elecciones del 6 de Diciembre último. Estos sectores tienen el deber de estar a la altura de las expectativas que su triunfo ha generado. La unidad, la coherencia, la solidaridad, el afecto y la estima por quienes votaron por un cambio, y aún más, por quienes sin haberlo hecho, anhelan también un cambio, deben dejar de lado apetencias y protagonismos. Trabajar por la construcción de un futuro mejor para todos los venezolanos es deber impostergable. El que quiera ser pastor debe oler a oveja, como dijo el Papa Francisco. Así, quien quiera ser líder del pueblo debe oler a él, estar amorosamente consustanciado con sus angustias y esperanzas.

6.- Una desacertada política económica y el descenso del precio del petróleo producen inflación descontrolada, impiden que los recursos sean suficientes y hacen sufrir a diario a la población; la escasez de los productos de primera necesidad y el desabastecimiento de numerosos rubros, obligan a perder muchas horas en interminables colas y a verse en la imposibilidad de adquirirlos por los precios exorbitantes que aumentan día a día. El problema alimentario y la insuficiencia de medicamentos e insumos para atender la salud, pueden provocar una crisis humanitaria de amplias proporciones y gravísimas consecuencias a la que tenemos la obligación de dar solución a tiempo y de manera decidida. Corresponde primariamente al Ejecutivo tomar las medidas necesarias para resolver la grave situación económico-social que puede llevar a tal crisis y al resquebrajamiento del tejido social. Se menciona y promueve un plan de reactivación económica a ser presentado a la Asamblea Nacional por parte del Ejecutivo. El pueblo espera que realmente sea un proyecto incluyente de todos los actores económicos del país, que mire al bienestar de la población, y no un instrumento político que favorezca intereses parciales o ideológicos y exija al pueblo más sacrificios.

7.- En lo social, la violencia y delincuencia desatadas nos sumen en el drama cotidiano de la inseguridad y el miedo que impiden vivir en paz y siembran de luto, dolor y desequilibrio síquico y moral a la familia venezolana. Son lamentables la improvisación y la ineficiencia de muchos planes policiales, y, en no pocas ocasiones, el uso excesivo y hasta inhumano de la fuerza pública, siendo los sectores populares los que más sienten la desprotección y el abuso de quienes deberían ser siempre los garantes de la tranquilidad de la población. Pero también nos duele el alto número de efectivos policiales que mueren a manos del hampa. Es necesario recuperar el respeto y la defensa de la libertad de expresión para que podamos tener acceso real a la verdad de los acontecimientos.

8.- Nos preocupa la situación del cierre de la frontera con Colombia y sus incidencias en la vida social y económica de los ciudadanos que allí conviven. Al hacernos eco de los clamores de todos ellos, exhortamos con respeto y firmeza a las autoridades competentes que den los pasos pertinentes para su pronta apertura; con ello también se fortalecerá la integración, y sobre todo, la amistad que siempre ha existido entre ambos pueblos, que comparten desde siglos una misma historia, una cultura común y una fe en el mismo Dios de la vida. Nos hacemos solidarios con los agentes de pastoral de las Diócesis de San Cristóbal y Cúcuta, así como con las otras circunscripciones eclesiásticas fronterizas de ambos países, quienes, con gran espíritu de caridad atienden solidariamente a quienes sufren las consecuencias de los acontecimientos que desembocaron en el cierre de la frontera y el estado de excepción.

9.- Una situación que literalmente clama al cielo es la penitenciaria. El respeto integral a la dignidad de la persona y de la vida se mide por la atención adecuada a los reclusos, el trato respetuoso y humano a los familiares cuando visitan a quienes están tras las rejas y en evitar los retardos procesales que angustian a ambos. En particular requiere una solución inmediata, justa y reconciliadora la de los presos políticos. No hay nada más difícil de justificar que tener a alguien injustamente preso, y más en las condiciones en que se encuentran los que están sometidos a juicios por discutibles razones políticas. Si en algo debe manifestarse el Año Jubilar de la Misericordia es que en Venezuela no haya nadie detenido por razones políticas. La historia presente de nuestra patria clama por la paz de tantas familias que padecen la ausencia de sus seres queridos. En este contexto apoyamos la promulgación de una ley de amnistía.

10.- El pasado domingo, 10 de enero, el Episcopado viajó a Puerto Ayacucho para la ordenación episcopal del nuevo Vicario Apostólico de Amazonas, Mons. Jonny Reyes, salesiano. Constatamos el inmenso trabajo evangelizador y de promoción social integral que se lleva a cabo con enorme sacrificio en el Vicariato, pero con la alegría de ver el abundante fruto entre las numerosas comunidades indígenas y en las poblaciones mestizas. También recibimos testimonios de preocupación por las carencias y por el acoso de los organismos de seguridad ante las denuncias de presunto fraude en las recientes elecciones legislativas. Por otra parte, recibimos con gozo y esperanza la creación de la Diócesis de Guasdualito en el Alto Apure que recibirá a su primer obispo, Mons. Pablo Modesto González, salesiano, el próximo 13 de febrero. Agradecemos al Papa Francisco el habernos regalado esta nueva diócesis para atender mejor esta porción fronteriza en lo material y espiritual.

RENOVACIÓN A LA LUZ DE VALORES TRASCENDENTES
11.- El Papa Francisco en su mensaje por la paz de este año hace un llamado a la humanidad entera para que rechace y supere “la globalización de la indiferencia”. La medida de todos nuestros actos no debe estar en ideologías o imposiciones sino en dar cuenta de qué hemos hecho con nuestro hermano (Gn. 4,9). El Papa nos impulsa a que positivamente “seamos artífices de una globalización de la solidaridad y de la fraternidad, que les dé esperanza y los haga reanudar con ánimo el camino, a través de los problemas de nuestro tiempo y las nuevas perspectivas que trae consigo, y que Dios pone en nuestras manos” (Mensaje para la 48 Jornada Mundial de la Paz).

12.- Ante la realidad actual de nuestra patria, la luz del Evangelio y la palabra del Papa Francisco nos invitan a discernir nuestra realidad concreta. Exhortamos a todos los actores políticos a que cumplan con sus deberes, respeten las respectivas autonomías de cada poder, busquen formas de diálogo efectivo que privilegie los problemas de la gente y no otros problemas secundarios, distraccionistas o intrascendentes, que no llevan en general sino a la pérdida de tiempo y energías, a la crispación o a la confrontación estéril.

13.- Vivir en democracia y respetar la voz del pueblo es también reconocer que éste se ha expresado en forma clara, pidiendo solución diligente y durable a sus angustias y carencias. Para ello, es necesario el diálogo, el respeto, la búsqueda de soluciones eficaces en las que entran en juego las capacidades de muchos, dispuestos a ofrecer caminos nuevos que superen la paralización en la que está sumida la nación. 

14.- En lo político es preciso la coordinación entre los órganos del poder público que están llamados a respetar mutuamente sus competencias constitucionales y establecer el diálogo institucional que asegure la gobernabilidad y la paz social del país. “Esta nueva experiencia democrática debe ofrecer un nuevo rostro al país a través de la participación de todos y la reconstrucción del tejido social y la institucionalidad legítima, popular” (Comisión Episcopal de Justicia y Paz, diciembre 2015). La democracia y la equidad no se construyen con el triste espectáculo que estamos viendo estos días. Ante la confrontación entre el Tribunal Supremo de Justicia y la Asamblea Nacional, nos preguntamos si es el camino para superar los problemas de la gente. Respetar las competencias, asumir la diversidad de posturas como una riqueza que obliga a la concertación, y sobre todo, no desconocer lo que el pueblo, el soberano, decidió. Es moralmente inaceptable y clama al cielo olvidar y dejar de lado la voluntad que el pueblo manifestó en las elecciones.

15.- Comprometidos con nuestro pueblo con el que compartimos a diario sus gozos y esperanzas, tristezas y angustias (Gaudium et Spes, 1) que son los nuestros; como ciudadanos no podemos ser indiferentes ante los problemas y debemos ser promotores de reconciliación, propiciando el perdón y la superación de las heridas y las enemistades. Hacemos un llamado en este año jubilar de la misericordia, a trabajar por el diálogo, la reconciliación y la paz. Invitamos a todas nuestras instituciones a implementar, con creatividad y coraje, gestos y acciones que nos hagan vivir y gustar con alegría y sacrificio, los frutos de la solidaridad y la fraternidad: una mayor atención a los pobres, a los enfermos, a suscitar con creatividad iniciativas para la paz y para llenar los vacíos ante la escasez de alimentos y medicinas, tales como “las ollas solidarias” o cualquier otra forma de atención a las necesidades de la comunidad.

CONCLUSIÓN
16.- Quiera Jesucristo, Señor de la historia, y así lo pedimos, que este año 2016, lleno de pronósticos preocupantes, nos ofrezca también la posibilidad, desde la convicción y la responsabilidad fundamentada en la virtud de la solidaridad y la capacidad de comprensión del otro, de ser verdaderos constructores de una Venezuela fraterna, acogedora, para superar todos los conflictos en paz, libertad y justicia. Estemos vigilantes para exigir a la dirigencia política que esté a la altura de las urgencias del momento. Seamos ciudadanos activos y no meros espectadores, o sumisos seguidores de consignas huecas. Comportémonos como verdaderos creyentes, hijos del Padre de toda misericordia y hermanos de todos sin excepción. Oremos con insistencia por la paz y el bien común. Pedimos a nuestros sacerdotes que diariamente en la Misa reciten la “oración por Venezuela” que incluimos como apéndice al final de esta exhortación. Que en estos sanos y justos propósitos nos bendiga Nuestra Señora de Coromoto, Patrona humilde y sencilla de nuestro pueblo.

Los Arzobispos y Obispos de Venezuela.
Caracas, 12 de enero de 2016.

ORACIÓN POR VENEZUELA

Jesucristo, Señor Nuestro,
acudimos a ti en esta hora de tantas necesidades
en nuestra patria.
Nos sentimos inquietos y esperanzados,
y pedimos la fortaleza como don precioso de tu Espíritu.
Anhelamos ser un pueblo identificado con el respeto a
la dignidad humana, la libertad, la justicia
y el compromiso por el bien común.
Como hijos de Dios,
danos la capacidad de construir la convivencia fraterna,
amando a todos sin excluir a nadie,
solidarizándonos con los pobres
y trabajando por la reconciliación y la paz.
Concédenos la sabiduría del diálogo y el encuentro,
para que juntos construyamos la civilización del amor
a través de una real participación y la solidaridad fraterna.
Tú convocas como nación y te decimos:
Aquí estamos Señor, junto a nuestra Madre, María de Coromoto,
para seguir el camino emprendido
y testimoniar la fe de un pueblo
que se une a una nueva esperanza.
Por eso todos juntos decimos: ¡Venezuela!
¡Vive y camina con Jesucristo, Señor de la historia!
Amén


viernes, 29 de enero de 2016

"Misericordiosos como el Padre"


"Misericordiosos como el Padre"

EXHORTACIÓN PASTORAL CON OCASIÓN DE LA CELEBRACIÓN DEL  
AÑO DE LA MISERICORDIA EN LA DIÓCESIS DE PUERTO CABELLO


A los sacerdotes, consagrados y consagradas y fieles laicos:

1.   La Iglesia ha recibido con alegría la convocatoria de un Año Jubilar Extraordinario de la Misericordia que ha hecho el Papa Francisco. La misericordia viene de Dios y es  fuente de perdón, serenidad, paz  y esperanza. Al atravesar la Puerta  Santa nos dejaremos abrazar por la misericordia de Dios y nos comprometeremos a hacerla presente a los demás.
El Año Santo iniciará el 8 de diciembre de 2015, con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro en Roma. El domingo 13 de diciembre se abrirá la Puerta del Jubileo en nuestra Diócesis de Puerto Cabello en la catedral San José  a las 5  de la tarde,   como un signo visible de la comunión con toda la Iglesia. El año jubilar  concluirá el 20 de noviembre de 2016.
Para nuestra Diócesis, el Año de  la Misericordia   no es un   elemento ajeno. En efecto, nuestra acción pastoral anhela una ternura dirigida hacia  los creyentes y un camino   misericordioso y compasivo hacia ellos. (Cf. Misericordiae Vultus, 10)
2.   En lo que atañe a la primera prioridad de nuestro Plan pastoral, la  Primacía de la gracia,  la misericordia  tiene como objetivo primario ser una manera concreta de vivir la santidad. En efecto, Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre; por tanto,  Él  es la fuente de alegría, serenidad y  paz. La misericordia es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que se  encuentra en el camino de la vida. La misericordia es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado. (Cf. Misericordiae Vultus, 2-3)
3.   Respecto a la  prioridad de  la Misión, la Iglesia tiene  que  anunciar la misericordia de Dios, centro del Evangelio, que debe alcanzar la mente y el corazón de toda persona. En nuestro tiempo, en el que la Iglesia está comprometida en la nueva evangelización, el tema de la misericordia exige un nuevo entusiasmo y  una renovada acción pastoral. Es determinante para la Iglesia y para la credibilidad de su anuncio,  que ella viva y testimonie en primera persona la misericordia de Dios, para penetrar en el corazón de las personas la búsqueda del   camino de vuelta hacia el Padre.
Por tanto, donde esté  presente la Iglesia, allí debe ser evidente la misericordia del Padre. En nuestras parroquias, en las pequeñas comunidades, en las asociaciones y movimientos, en fin, dondequiera que haya cristianos, debería existir un oasis de misericordia. (Cf. Misericordiae Vultus, 12)
4.   En cuanto a la  prioridad de la solidaridad,  en este Año Santo, auguramos que se tome conciencia y se realicen las las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina. Redescubramos las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Y no olvidemos las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a  Dios por los vivos y por los difuntos. (Cf. Misericordiae Vultus, 16)
En parte para cumplir con este cometido, exhorto a los distinguidos párrocos para que en sus respectivas comunidades  creen  y consoliden, si es el caso,   las respectivas Caritas Parroquiales, con alguna obra social que responda a las personas más necesitadas.
5.   La Cuaresma de este Año Jubilar debe ser vivida con intensidad, como  un momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios.
La iniciativa “24 horas para el Señor”, a celebrarse durante el viernes 4 y sábado 5 de marzo,  que antecede al IV domingo de Cuaresma, debe efectuarse  con éxito  en nuestra Diócesis; así como otras jornadas penitenciales que cada párroco pueda establecer en su templo o en lugares abiertos donde “esta la gente” ( Centros comerciales, plazas, boulevares).  Es un hecho que muchas personas y entre ellas los jóvenes, se  están volviendo a  Dios a través  del sacramento de la Reconciliación. 
6.   Por instrucciones del Santo Padre, este  año,  será un año jubilar donde gozaremos del beneficio de laINDULGENCIA, que nos recuerda que el perdón de Dios por nuestros pecados no conoce límites. Dios, rico en piedad y ternura, está siempre disponible al perdón y nunca se cansa de ofrecerlo de manera siempre nueva e inesperada. (Cf. FRANCISCO, Carta  con la que concede la Indulgencia con ocasión de Jubileo Extraordinario de la Misericordia, Roma 1  septiembre de 2015)
6.1.      Para obtener la indulgencia se debe cumplir  en primer lugar con las condiciones habituales:confesión sacramental, comunión eucarística,  oración por las intenciones del Santo Padre.
6.2.      Los fieles “están llamados a realizar una breve peregrinación hacia la Puerta Santa, abierta en la  Catedral San José. Es importante que este momento estén unidos, ante todo, al Sacramento de la Reconciliación y a la celebración de la Santa Eucaristía, profesión de fe y   una reflexión sobre la misericordia”.
6.3.      “Igualmente dispongo que se pueda ganar la indulgencia en las iglesias que tradicionalmente se identifican como JubilaresSanto Cristo de la salud de Borburata y Santa Ana de Morón,con los anteriores elementos.
6.4.      “Igualmente dispongo que se pueda ganar la indulgencia en las Fiestas diocesanas siguientes:

*    Jueves 11 de febrero:   Jornada mundial del enfermo en el Hospital Adolfo Prince Lara (Organizado por la Zona 2). En este día serán enviados a las comunidades los misioneros y voluntarios de la misericordia.  Y se renovaran los ministerios  conferidos a nuestros laicos.
*     Sábado 19 de marzo. Solemnidad de San José en el Catedral San José
*    22 de marzo: martes santo con  el  III Encuentro diocesano de Parroquias en un espacio abierto  de  Morón ( Organizado por  la Zona 5)
*    24 de marzoJueves santo en la Misa Crismal (Organizado por  Zona 1)
*    29 de mayoCorpus Christi en la Parroquia de  San Pio X El  Cambur (Organizado por la Zona 4)
*    14 de septiembre: Santo Cristo de la salud enBorburata.
*    1 de octubre:   Inicio del Año Pastoral en la Parroquia Santa Rosa de Lima (Organizado por la Zona 3)

6.5.      Cada vez que un fiel realice personalmente una o más las obras de misericordia corporales y espirituales “obtendrá ciertamente la indulgencia jubilar”.
6.6.      Sobre los enfermos y las personas ancianas que no pueden salir de casa,  “será de gran ayuda vivir la enfermedad y el sufrimiento como experiencia de cercanía al Señor, recibiendo la comunión o participando en la Santa Misa  a través de los diversos medios de comunicación".
6.7.      Los presos,  “en las capillas de las cárceles podrán ganar la indulgencia, y cada vez que atraviesen la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, pueda este gesto ser para ellos el paso de la Puerta Santa".
6.8.      De igual modo, en la celebración  Eucarística podemos orar por nuestros difuntos con el fin de que ellos también participen del perdón de la indulgencia y alcancen a contemplar el rostro misericordioso del Padre  y les  libere de todo residuo de culpa.  
6.9.       Atendiendo al principio de que el perdón de Dios no se puede negar a todo el que se haya arrepentido sinceramente, el Santo Padre, ha decidido conceder a todos los sacerdotes para el Año jubilar, la facultad de absolver del pecado del aborto. Los sacerdotes se deben preparar para esta  tarea sabiendo conjugar palabras de genuina acogida con una reflexión que ayude a comprender el pecado cometido, e indicar un itinerario de conversión verdadera.
7.   Queridos hermanos, les invito a celebrar con intensidad este año de la Misericordia  para que renovemos nuestra propia vida cristiana transitando por las sendas de la santidad y perfección cristiana. Se lo encomendamos  a María, la Virgen, modelo incomparable de amor a Dios y al prójimo y expresión de la misericordia divina.

        En Puerto Cabello, a los tres días del mes de  diciembre  de dos mil quince.


 Saúl Figueroa Albornoz


Obispo de Puerto Cabello