miércoles, 27 de abril de 2016

Comunicado CEV

COMUNICADO DE LA PRESIDENCIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA ANTE LA GRAVISIMA SITUACIÓN DEL PAÍS

1. Mediante un discernimiento espiritual, a la luz de la Palabra de Dios, los Obispos de Venezuela hemos orado y reflexionado acerca de la situación actual de nuestro país. Hacemos nuestras las angustias de nuestro pueblo del cual somos servidores. Nunca antes habíamos sufrido los venezolanos la extrema carencia de bienes y productos básicos para la alimentación y la salud, junto con otros males como el recrudecimiento de la delincuencia asesina e inhumana, el racionamiento inestable de la luz y el agua y la profunda corrupción en todos los niveles del Gobierno y la sociedad. La ideologización y el pragmatismo manipulador agudizan esta situación. Fruto del mencionado discernimiento son las ideas que ahora presentamos a la consideración de todos los ciudadanos de Venezuela.
2. En más de una ocasión, Jesús el Señor, manifestó su solidaridad con las personas sufrientes y que sentían alguna necesidad. Incluso llegó a sentir compasión ante aquella multitud que le había seguido para escuchar su mensaje. Fue cuando les pidió a sus discípulos que le dieran de comer a todos. El mismo Señor manifestó su solidaridad con ellos al multiplicar los panes y dar de comer a todos hasta la saciedad. Gesto de amor y de misericordia. (cf. Mt 14,14). Este hecho relatado por los evangelistas nos ilumina a todos nosotros miembros de la Iglesia para poder atender a quienes en nuestro país están sufriendo por las graves carencias de alimentos y medicinas, la violencia y la inseguridad. En este Año jubilar de la Misericordia, los pastores de la Iglesia en Venezuela queremos manifestar nuestra cercanía y acompañamiento a todos, y así motivar a los creyentes discípulos de Jesús a que reafirmen con gestos concretos la solidaridad entre todos como hermanos. A pesar de lo dramático de la situación, nuestro pueblo ha vivido con gran dignidad e incluso con respuestas alternativas de solidaridad. Estas nobles actitudes constituyen signos de esperanza. ¡El pueblo nos evangeliza!. ¡Sentimos “el gusto de ser pueblo”! (Cf Francisco, La alegría del Evangelio”).
3. Queremos alertar al pueblo! Que no se deje manipular por quienes le ofrezcan un cambio de situación por medio de la violencia social. Pero tampoco por quienes le exhortan a la resignación ni por quienes le obligan con amenazas al silencio. ¡No nos dejemos vencer por las tentaciones! No caigamos en el miedo paralizante y la desesperanza, como si nuestro presente no tuviera futuro. La violencia, la resignación y la desesperanza son graves peligros para la democracia. Nunca debemos ser ciudadanos pasivos y conformistas, sino sujetos conscientes de nuestra propia y calamitosa realidad; sujetos pacíficos, pero activos y, en consecuencia, actuar como protagonistas de las transformaciones de nuestra historia y nuestra cultura. ¡El Evangelio nos reclama eficacia!
Hacemos un llamado a todos los poderes públicos, en los diversos ámbitos de sus respectivas competencias, a que escuchen con respeto la voz del pueblo, las diversas expresiones de sus múltiples necesidades y sus justos reclamos.
4. También queremos hacer un llamado de atención a todos los que se aprovechan de la situación de escasez y carestía por la que atravesamos los venezolanos: a los que se dedican a especular con los precios, asaltando a los ciudadanos con la práctica del llamado “bachaqueo”, como a quienes, abusando de su autoridad, exigen pagos que no les corresponden. Tal proceder es moralmente inaceptable y hace evidente la falta de valores éticos en sus vidas. Aprovecharse de la necesidad ajena para lucrarse es un crimen y un pecado mortal a los ojos de Dios, del cual tendrán que dar cuenta en algún momento.
5. Tanto los líderes del oficialismo como los de la oposición deben expresar su seria preocupación por todo el pueblo, sin dejarse llevar por intereses partidistas y particulares. Es hora de demostrar que se está en una actitud de defensa del bien común y de los verdaderos intereses de cada uno de los ciudadanos de Venezuela.
6. El momento actual conlleva algunas exigencias que hemos de asumir todos a favor del bien común. Los dirigentes políticos, sociales, empresariales, gremiales y religiosos estamos llamados a dar testimonio tangible de responsabilidad y de compromiso de amor a nuestra patria.
7. El Gobierno debe favorecer todas las formas de ayuda a los ciudadanos. Es apremiante la autorización a instituciones privadas del país, como Cáritas y otros programas de diferentes confesiones religiosas, que no nos metemos en la diatriba política, sino que servimos directamente a los más necesitados, para que podamos traer alimentos, medicinas y otros insumos necesarios, provenientes de ayudas nacionales e internacionales, y organizar redes de distribución a fin de satisfacer las urgentes necesidades de la gente.
8. Es indispensable y justo preservar la sana convivencia. Las autoridades han de contribuir, con su discurso y sus acciones, a crear un clima de tranquilidad y paz social. Condenemos, como nos enseña Dios en el quinto mandamiento (Ex 20,13) toda forma de violencia, reñida siempre con el respeto a la vida. Denunciemos y condenemos los horrorosos “linchamientos”, perpetrados en algunas ciudades, signo de la deshumanización en que han caído algunos ciudadanos. Todos los católicos tienen la tarea de fortalecer la solidaridad entre los vecinos y en las comunidades. Este es su primer y principal apostolado. Quienes estén integrados en los Consejos Comunales, tienen un instrumento útil para este propósito. Escuchemos al Papa Francisco: “vivan los conflictos en modo evangélico, volviéndolos ocasión de crecimiento y reconciliación”.
9. El respeto a la institucionalidad es un compromiso y una obligación moral irrenunciable. Los Poderes Públicos deben respetarse entre sí y articularse a favor de la nación. Lo contrario, el irrespeto y la permanente confrontación entre ellos, va en detrimento de la posibilidad real de solucionar los problemas que nos afectan a todos. Concretamente, el Poder Ejecutivo y la Asamblea Nacional, a más de respetarse y actuar según su respectiva autonomía, reconociendo el papel que a cada uno le corresponde, están llamados a dar al pueblo ejemplo de “encuentro y diálogo” en favor de la convivencia nacional. En esta misma línea, deben buscar, de manera conjunta, soluciones, que el pueblo reclama, a problemas de vital importancia: la recuperación económica general del país, el desabastecimiento de alimentos y medicinas, la falta de electricidad y calidad de los servicios públicos, la violencia y la inseguridad, la seguridad social de los adultos mayores, el problema de los llamados presos políticos. La Ley de amnistía es un clamor nacional e internacional y una contribución a la distensión social. Desconocer a la Asamblea Nacional es desconocer y pisotear la voluntad de la mayoría del pueblo.
10. Todas las instancias de servicio de la Iglesia, diócesis, parroquias, institutos religiosos, asociaciones y grupos de apostolado, institutos educativos católicos, centros de reflexión, deben iluminar, con la Palabra de Dios y la Doctrina Social de la Iglesia, la situación concreta de cada región. Desde esta perspectiva, es imperativo seguir ofreciendo la acción decidida de la Caritas Nacional, diocesana y parroquial y las diversas acciones de la Pastoral Social. Es necesario “primerear” la caridad. Esta ha sido la lección imperecedera de la historia de la Iglesia. Todas nuestras comunidades eclesiales deben abrir un espacio, de modo que se conviertan en “casas de encuentro y diálogo” para quienes sincera y desinteresadamente buscan construir la paz. Todo esto lo sustentamos en la Palabra de Dios, la eucaristía, la oración y la caridad evangélicas.
11. En medio de las dificultades del presente y las sombras que oscurecen el porvenir, estamos invitados a ver y sentir el “paso” del Señor en medio de nosotros. Descubrirlo nos ayudará a actuar como “Testigos” del Resucitado y edificar en Venezuela el Reino de Dios, de justicia, amor y paz, sabiendo que “si el Señor no construye la casa en vano se cansan los albañiles” (Salmo 126) Para ello contamos con la intercesión de María de Coromoto, quien es Madre que nos acompaña y consuela y “estrella de la evangelización”.
Con nuestra afectuosa bendición episcopal.
Caracas, 27 de Abril de 2016

sábado, 16 de abril de 2016

Jornada de Oración por las Vocaciones

La Iglesia, madre de vocaciones

EN IGLESIA NUESTRO SEÑORA DEL ROSARIO
Del 14 al 17 de abril se realizara en la Iglesia del Rosario la Jornada de Oración por las Vocaciones, así lo anuncio el coordinador de la Pastoral Vocacional presbítero Jose Alberto Sequera, cumpliendo con lo establecido por el Papa Francisco para la 53 Jornada Mundial por Las Vocaciones, "lo principal es rezar por las vocaciones, Jesucristo cuando hablo de la pastoral vocacional dio un solo consejo: "Rueguen al Dueño de la Mies, para que envié obreros a su Mies" es por ello que tenemos 40 horas de oración y  rezamos a Dios para que envié vocaciones, para que los jóvenes descubran el camino de Jesús y le puedan servir", afirmo el sacerdote.
La actividad concluirá este domingo 17 de abril, cuarto domingo de Pascua, día que la Iglesia celebra el Domingo del Buen Pastor, cuya referencia bíblica es Juan 10: 1-30, y también es la Jornada Mundial por las Vocaciones Sacerdotales, en el Templo del Rosario se realizara la Santa Misa a las 9 de la mañana cuya petición central sera las Vocaciones Sacerdotales Porteñas.
El Papa Francisco propone la siguiente oración por las vocaciones:
“Padre de misericordia, que has entregado a tu Hijo por nuestra salvación y nos sostienes continuamente con los dones de tu Espíritu, concédenos comunidades cristianas vivas, fervorosas y alegres, que sean fuentes de vida fraterna y que despierten entre los jóvenes el deseo de consagrarse a Ti y a la evangelización.
Sostenlas en el empeño de proponer a los jóvenes una adecuada catequesis vocacional y caminos de especial consagración. Dales sabiduría para el necesario discernimiento de las vocaciones de modo que en todo brille la grandeza de tu amor misericordioso.
Que María, Madre y educadora de Jesús, interceda por cada una de las comunidades cristianas, para que, hechas fecundas por el Espíritu Santo, sean fuente de auténticas vocaciones al servicio del pueblo santo de Dios”
MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA 53 JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES

La Iglesia, madre de vocaciones

Queridos hermanos y hermanas:
Cómo desearía que, a lo largo del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, todos los bautizados pudieran experimentar el gozo de pertenecer a la Iglesia. Ojalá puedan redescubrir que la vocación cristiana, así como las vocaciones particulares, nacen en el seno del Pueblo de Dios y son dones de la divina misericordia. La Iglesia es la casa de la misericordia y la «tierra» donde la vocación germina, crece y da fruto.
Por eso, invito a todos los fieles, con ocasión de esta 53ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, a contemplar la comunidad apostólica y a agradecer la mediación de la comunidad en su propio camino vocacional. En la Bula de convocatoria del Jubileo Extraordinario de la Misericordia recordaba las palabras de san Beda el Venerable referentes a la vocación de san Mateo: misereando atque eligendo (Misericordiae vultus, 8). La acción misericordiosa del Señor perdona nuestros pecados y nos abre a la vida nueva que se concreta en la llamada al seguimiento y a la misión. Toda vocación en la Iglesia tiene su origen en la mirada compasiva de Jesús. Conversión y vocación son como las dos caras de una sola moneda y se implican mutuamente a lo largo de la vida del discípulo misionero.
El beato Pablo VI, en su exhortación apostólica Evangelii nuntiandidescribió los pasos del proceso evangelizador. Uno de ellos es la adhesión a la comunidad cristiana (cf. n. 23), esa comunidad de la cual el discípulo del Señor ha recibido el testimonio de la fe y el anuncio explícito de la misericordia del Señor. Esta incorporación comunitaria incluye toda la riqueza de la vida eclesial, especialmente los Sacramentos. La Iglesia no es sólo el lugar donde se cree, sino también verdadero objeto de nuestra fe; por eso decimos en el Credo: «Creo en la Iglesia».
La llamada de Dios se realiza por medio de la mediación comunitaria. Dios nos llama a pertenecer a la Iglesia y, después de madurar en su seno, nos concede una vocación específica. El camino vocacional se hace al lado de otros hermanos y hermanas que el Señor nos regala: es una con-vocación. El dinamismo eclesial de la vocación es un antídoto contra el veneno de la indiferencia y el individualismo. Establece esa comunión en la cual la indiferencia ha sido vencida por el amor, porque nos exige salir de nosotros mismos, poniendo nuestra vida al servicio del designio de Dios y asumiendo la situación histórica de su pueblo santo.
En esta jornada, dedicada a la oración por las vocaciones, deseo invitar a todos los fieles a asumir su responsabilidad en el cuidado y el discernimiento vocacional. Cuando los apóstoles buscaban uno que ocupase el puesto de Judas Iscariote, san Pedro convocó a ciento veinte hermanos (Hch. 1,15); para elegir a los Siete, convocaron el pleno de los discípulos (Hch. 6,2).San Pablo da a Tito criterios específicos para seleccionar a los presbíteros (Tt 1,5-9). También hoy la comunidad cristiana está siempre presente en el surgimiento, formación y perseverancia de las vocaciones (cfr. Exhort. ap. Evangelii gaudium107).
La vocación nace en la Iglesia. Desde el nacimiento de una vocación es necesario un adecuado «sentido» de Iglesia. Nadie es llamado exclusivamente para una región, ni para un grupo o movimiento eclesial, sino al servicio de la Iglesia y del mundo.Un signo claro de la autenticidad de un carisma es su eclesialidad, su capacidad para integrarse armónicamente en la vida del santo Pueblo fiel de Dios para el bien de todos (ibíd., 130). Respondiendo a la llamada de Dios, el joven ve cómo se amplía el horizonte eclesial, puede considerar los diferentes carismas y vocaciones y alcanzar así un discernimiento más objetivo. La comunidad se convierte de este modo en el hogar y la familia en la que nace la vocación. El candidato contempla agradecido esta mediación comunitaria como un elemento irrenunciable para su futuro. Aprende a conocer y a amar a otros hermanos y hermanas que recorren diversos caminos; y estos vínculos fortalecen en todos la comunión.
La vocación crece en la Iglesia. Durante el proceso formativo, los candidatos a las distintas vocaciones necesitan conocer mejor la comunidad eclesial, superando las percepciones limitadas que todos tenemos al principio. Para ello, es oportunorealizar experiencias apostólicas junto a otros miembros de la comunidad, por ejemplo: comunicar el mensaje evangélico junto a un buen catequista; experimentar la evangelización de las periferias con una comunidad religiosa; descubrir y apreciar el tesoro de la contemplación compartiendo la vida de clausura; conocer mejor la misión ad gentes por el contacto con los misioneros; profundizar en la experiencia de la pastoral en la parroquia y en la diócesis con los sacerdotes diocesanos. Para quienes ya están en formación, la comunidad cristiana permanece siempre como el ámbito educativo fundamental, ante la cual experimentan gratitud.
La vocación está sostenida por la Iglesia. Después del compromiso definitivo, el camino vocacional en la Iglesia no termina, continúa en la disponibilidad para el servicio, en la perseverancia y en la formación permanente. Quien ha consagrado su vida al Señor está dispuesto a servir a la Iglesia donde esta le necesite. La misión de Pablo y Bernabé es un ejemplo de esta disponibilidad eclesial. Enviados por el Espíritu Santo desde la comunidad de Antioquía a una misión (Hch 13,1-4), volvieron a la comunidad y compartieron lo que el Señor había realizado por medio de ellos (Hch 14,27). Los misioneros están acompañados y sostenidos por la comunidad cristiana, que continúa siendo para ellos un referente vital, como la patria visible que da seguridad a quienes peregrinan hacia la vida eterna.
Entre los agentes pastorales tienen una importancia especial los sacerdotes. A través de su ministerio se hace presente la palabra de Jesús que ha declarado: Yo soy la puerta de las ovejas… Yo soy el buen pastor (Jn 10, 7.11). El cuidado pastoral de las vocaciones es una parte fundamental de su ministerio pastoral. Los sacerdotes acompañan a quienes están en buscan de la propia vocación y a los que ya han entregado su vida al servicio de Dios y de la comunidad.
Todos los fieles están llamados a tomar conciencia del dinamismo eclesial de la vocación, para que las comunidades de fe lleguen a ser, a ejemplo de la Virgen María, seno materno que acoge el don del Espíritu Santo (cf Lc 1,35-38). La maternidad de la Iglesia se expresa a través de la oración perseverante por las vocaciones, de su acción educativa y del acompañamiento que brinda a quienes perciben la llamada de Dios. También lo hace a través de una cuidadosa selección de los candidatos al ministerio ordenado y a la vida consagrada. Finalmente es madre de las vocaciones al sostener continuamente a aquellos que han consagrado su vida al servicio de los demás.
Pidamos al Señor que conceda a quienes han emprendido un camino vocacional una profunda adhesión a la Iglesia; y que el Espíritu Santo refuerce en los Pastores y en todos los fieles la comunión eclesial, el discernimiento y la paternidad y maternidad espirituales:
Padre de misericordia, que has entregado a tu Hijo por nuestra salvación y nos sostienes continuamente con los dones de tu Espíritu, concédenos comunidades cristianas vivas, fervorosas y alegres, que sean fuentes de vida fraterna y que despierten entre los jóvenes el deseo de consagrarse a Ti y a la evangelización. Sostenlas en el empeño de proponer a los jóvenes una adecuada catequesis vocacional y caminos de especial consagración. Dales sabiduría para el necesario discernimiento de las vocaciones de modo que en todo brille la grandeza de tu amor misericordioso. Que María, Madre y educadora de Jesús, interceda por cada una de las comunidades cristianas, para que, hechas fecundas por el Espíritu Santo, sean fuente de auténticas vocaciones al servicio del pueblo santo de Dios.
Vaticano, 29 de noviembre de 2015
Primer Domingo de Adviento
Franciscus

Misa de Envio


Misión Plaza
El pasado sábado 9 de abril, Monseñor Saul Figueroa realizó Eucaristía de Envío en la Catedral San José acompañado del párroco Alexander Chacon y el padre Miguel Barrientos.

 Las comunidades Neocatecumenales realizarán desde el domingo 10 de abril hasta el domingo 8 de mayo "La Misión Plaza", donde llevarán el Mensaje de Dios en los siguientes sitios: Malecón 5 pm, Plaza La Coromoto 8 am, La Bélisa 9 am, Las Llaves y Santa Cruz 4 pm

sábado, 9 de abril de 2016

Conmemorado 18 aniversario de la muerte de Mons. William Guerra


"Quien cree en Ti Señor, no morirá para siempre"
En el marco de la semana por la Vida, la Vicaria de Pastoral, Pastoral Social, Pastoral Familiar, Vicaria de los Derechos Humanos y la Comunidad "Jesús es Señor", organizaron las actividades conmemorativas del 18 aniversario de la partida a la casa del Padre de Monseñor William Guerra.




 Via Lucis por la Vida









En horas de la mañana del pasado viernes 8 de abril, se realizo el Via Lucis por la Vida el cual salio de la plaza el Violín hasta la Iglesia el Rosario donde reposan los restos de Monseñor William Guerra, allí se realizo la Santa Misa presidida por el Obispo Monseñor Saul Figueroa concelebrada por los sacerdotes; Alexander Chacon, Williams Campos, Miguel Barrientos, Wolfang Gonzalez, Nelson Arias y Joselyn Rivera. A la Eucaristía asistieron familiares y amigos del recordado sacerdote, al finalizar el Obispo realizo el oficio del Responso.




Comunidad de Alpargaton celebro a su patrono

                                                        Fiesta patronal San Vicente Ferrer
El pasado martes 5 de abril la comunidad de Alpargaton celebro a su patrono San Vicente Ferrer con una Santa Misa en la capilla que lleva su nombre, la cual fue presidida por el Obispo; Monseñor Saul Figueroa y concelebrada por el parroco Williams Campos y el presbitero Sergio Valentino Medina.


 Al concluir la Eucaristía los fieles saludaron al Obispo y realizaron la procesión con el Santo por las calles de la zona.





 La ocasión también fue propicia para cantarle el cumpleaños feliz al padre Valentino quien celebro sus 33 años el pasado 4 de abril.
Conozcamos un poco de la vida de San Vicente: 
“Si quieres ser útil a las almas de tus prójimos, recurre primero a Dios de todo corazón y pídele con sencillez que te conceda esa caridad”, decía San Vicente Ferrer, cuya fiesta se celebra cada 5 de abril, y que solía dar un regalo especial a las esposas que peleaban mucho con sus maridos.

San Vicente Ferrer nació en Valencia (España) en el 1350, fue miembro de la Orden de Predicadores. Se dedicó a la enseñanza de teología y filosofía.
Combatió con empeño la división de la Iglesia en el cisma de occidente. Recorrió muchas comarcas predicando, obteniendo muchas conversiones y reforma en las costumbres de los pueblos.
Partió a la Casa del Padre el 5 de abril de 1419 en Vannes (Francia), donde se venera su cuerpo. Fue canonizado por Calixto III en 1455. Hay gran devoción hacia él en Europa y América.
San Vicente Ferrer solía regalar a las señoras, que peleaban mucho con su marido, un frasquito con agua bendita y les aconsejaba: "Cuando su esposo empiece a insultarle, échese un poco de esta agua a la boca y no se la pase mientras el otro no deje de ofenderla".
Esta famosa "agua de Fray Vicente" ayudaba mucho a las familias porque la mujer, al no poder contestarle al marido, entonces no había peleas.
Ojalá que en muchos hogares se viva esta bella costumbre de callar mientras el otro ofende porque lo que produce la pelea no es la palabra ofensiva que se oye, sino la palabra ofensiva que se responde

viernes, 8 de abril de 2016

Seminarista Mario Granadillo recibió Acolitado

Ministerio del Acolitado
El pasado sábado 2 de abril, en horas de la mañana el seminarista de la Diócesis de Puerto Cabello:  Mario Granadillo recibio en la Iglesia Santa Ana de Moron el Ministerio del Acolitado conferido por el Obispo de la diócesis Monseñor Saul Figueroa quien estuvo acompañado en la Celebración Eucarística por los sacerdotes; Wolfang Gonzalez, Miguel Barrientos, Wuillis Azuaje, Sergio Valentino Medina y Jose Alberto Sequera.
Mario Granadillo estudiante del 3er año de Teología en el Seminario Jesús Buen Pastor de Ciudad Bolívar, le permite servir al altar, así como ofrecer la comunión a enfermos y  a quienes no pueden acercarse a las eucaristías, el Acolitado esta ligado a la parte Eucarística dentro de la misa


 Mario José Granadillo Marín, nació el 25 de agosto de 1986 en el Hospital Adolfo Prince Lara de Puerto Cabello, sus padres Mario José Granadillo e Isaura Marín, residenciado en  la parroquia Santa Ana del municipio Juan Jose Mora. Sus inicios en la Iglesia Católica los realizo en el Grupo Juvenil “Emmanuel”de la capilla Sagrado Corazón de Jesús del Barrio Coro, pero su vocación al servicio de los más necesitados nació y comenzó con la Pastoral Juvenil de la Diócesis al  atender a las personas de la calle (Indigentes) donde presto sus servicios durante 4 años, su proceso vocacional  comenzó de manos del padre encargado de la Pastoral Vocacional para ese entonces el Pbro. Jesús Duque y del recordado Pbro. Jose Gregorio Zambrano(+).  Paso 3 años discerniendo sobre su vocación contando con la ayuda y el apoyo de los seminaristas hoy sacerdotes Wuilis Azuaje y Sergio Valentino Medina. Decide entrar al Seminario Mayor Nuestra Señora Del Socorro de Valencia,  el 20 de septiembre del 2007, actualmente estudia en ciudad Bolívar en el Seminario Mayor Jesús Buen Pastor 3er año de Teologia.

 Fotos cortesia: Maria Vasconcelos
 Mario abraza a sus padres
 Con su familia