martes, 23 de febrero de 2016

Practiquemos las Obras de Misericordia

QUE DEBEMOS HACER EN ESTE TIEMPO DE CUARESMA


La Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.
En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios.



En este Año de la Misericordia y en especial en este tiempo de Cuaresma pongamos en practica las obras corporales y espirituales de Misericordia:
Corporales:
1) Visitar a los enfermos
2) Dar de comer al hambriento
3) Dar de beber al sediento
4) Dar posada al peregrino
5) Vestir al desnudo
6) Visitar a los presos
7) Enterrar a los difuntos
Espirituales:
1) Enseñar al que no sabe
2) Dar buen consejo al que lo necesita
3) Corregir al que se equivoca
4) Perdonar al que nos ofende
5) Consolar al triste
6) Sufrir con paciencia los defectos del prójimo
7) Rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.

sábado, 20 de febrero de 2016

Taller de Evangelización para los Privados de Libertad



Con una participación de 75 interesados, se desarrollo este sábado 20 de febrero del año en curso, el primer "Taller de Evangelización para los Privados de Libertad", en las instalaciones del Centro Diocesano Mons. William Guerra de Los Lanceros.

Las ponentes invitadas fueron Sor Neyda Rojas religiosa mercedaria voluntaria en la Penitenciaria General de Venezuela y la hermana Maria Jose Gonzalez consagrada de la Comunidad Jesus es Señor y representante de Caritas de la Diócesis de los Teques ambas compartieron su testimonio y experiencia en la evangelizacion de los privados de libertad, dieron técnicas y herramientas a la hora de abordar tanto a los presos, sus familiares como a los que los cuidan.


Sor Neyda Rojas agradeció a la Diócesis por la iniciativa, expreso que la Pastoral Penitenciaria debe formar parte de las pastorales y servicios que presta la diócesis. Manifestó que la Pastoral Penitenciaria es una oportunidad de practicar la Misericordia "debemos recordar que los hermanos privados de libertad han perdido su libertad pero no su dignidad, deben ser tratados como hijos de Dios, todos estamos llamados a visitarlos a acogerlos a amarlos y a darles la oportunidad de sentirlos como hermanos nuestros".




Por su parte el asesor de la Pastoral Social de la Diócesis porteña; padre Luis Parada expreso su satisfacción por la masiva participación al taller y lo enriquecedora, anuncio ademas que la idea es crear la Pastoral Penitenciaria en la Diócesis, expreso que el día 5 de marzo sostendrá una reunión en la parroquia Santa Rosa de Lima de la Sorpresa, con los integrantes de la Pastoral Social y los posibles candidatos a integrar la Pastoral Penitenciaria ya que entre los participantes al taller hubo varios interesados.



lunes, 15 de febrero de 2016

Escuela de Mision

Inauguración de la V Escuela de Formación de Agentes de Pastoral Misionera 2016



 Este sábado 13 de febrero se dio inicio por quinto año consecutivo a la "Escuela Diocesana de Misión", en la parroquia Santa Rosa de Lima de La urbanización Sorpresa, la cual contó con un grupo de 29 participantes. El objetivo es abrirse al impulso del Espíritu Santo para promover la conciencia y la acción misionera permanente de los discípulos mediante la Misión Continental.


 La actividad comenzó a las 8 de la mañana con la Santa Misa presidida por el Obispo diocesano Monseñor Saul FIgueroa, luego se procedió a la presentación de los participantes quienes pertenecen a las diferentes parroquias de la Diócesis. Posteriormente Monseñor Figueroa fue el encargado de informar en detalle sobre el Jubileo de la Misericordia y de explicar el verdadero "sentido de la escuela" recordando que "no es una escuela para ser Misioneros porque todos somos misioneros desde que nos bautizamos, es mas bien una escuela para ampliar los conocimientos y obtener algunas herramientas para la Evangelización y poder crear nuevas Pequeñas Comunidades Eclesiales".



 Actualmente existen en la Diócesis 89 Pequeñas Comunidades o Casas de Lidia que hacen vida propia en torno a la celebración de la Palabra y algunas se dedican a la atención de enfermos y a ayudas sociales .


La formación de los participantes sera mensual y abordara diferentes temas, estará distribuida de la siguiente manera:

Segundo encuentro día 12/3/2016, "Fundamentos Trinitarios de la Misión".
Tercer encuentro 9/4/2016, "Fundamentos Bíblicos de la Misión Continental".
Cuarto encuentro 14/5/2016, "Compromiso Evangelización "Ad Gentes" en la Iglesia y en la Diócesis de Puerto Cabello".
Quinto encuentro 11/6/2016, "Pluriculturalidad y diversidad Religiosa".
Sexto encuentro 9/7/2016, " Conversión Pastoral, Modelos Misioneros".
Séptimo encuentro 13/8/2016, "Espiritualidad Misionera. La Oración", Encuentro de Pequeñas Comunidades. Cierre de la Escuela de Formación de Agentes Misioneros. Entrega de Certificados.

Celebrada Jornada del Enfermo en Hospital Prince Lara


Jornada Mundial del Enfermo

 La Diócesis porteña realizo el pasado 11 de febrero día de Nuestra Señora de Lourdes, la Jornada Mundial del Enfermo con una Eucaristía efectuada en el Hospital Adolfo Prince Lara con el propósito de pedir y orar por la salud de los enfermos, la Santa Misa fue presidida por el Obispo de la Diócesis; Monseñor Saul Figueroa y concelebrada por los sacerdotes diocesanos: Jaime Pereira. Jose Alberto Sequera, Cesar Palavicini, Wolfang Gonzalez, Ricaurte Ramirez, Luis Parada y Miguel Barrientos.


Durante la celebración Eucarística Monseñor realizo la bendición y envió de Ministros Extraordinarios de la Comunión y Voluntarios de la Misericordia.

A la Santa Misa asistieron el director de pediatría del centro hospitalario Dr. Oswaldo Guanchez, doctores, doctoras, enfermeros, enfermeras, médicos residentes, estudiantes de medicina, integrantes de la pastoral social y salud, estudiantes del colegio San Jose La Salle, integrantes de la Fundación Nuestra Señora del Rosario de Fatima, Ministros Extraordinarios de la Comunión y fieles católicos.





Al concluir la Eucaristía Monseñor y los sacerdotes realizaron la Unción de los Enfermos a los ancianos, enfermos y pacientes hospitalizados en el centro de salud.
El Sacramento de la Unción de Enfermos confiere al cristiano una gracia especial para enfrentar las dificultades propias de una enfermedad grave o vejez. Se le conoce también como el "sagra viático", porque es el recurso, el "refrigerio" que lleva el cristiano para poder sobrellevar con fortaleza y en estado de gracia un momento de tránsito, especialmente el tránsito a la Casa del Padre a través de la muerte.
Lo esencial del sacramento consiste en ungir la frente y las manos del enfermo acompañada de una oración litúrgica realizada por el sacerdote o el obispos, únicos ministros que pueden administrar este sacramento.
La Unción de enfermos se conocía antes como "Extrema Unción", pues sólo se administraba "in articulo mortis" (a punto de morir). Actualmente el sacramento se puede administrar más de una vez, siempre que sea en caso de enfermedad grave.
¿Qué es la Unción de Enfermos?
Es el sacramento que da la Iglesia para atraer la salud de alma, espíritu y cuerpo al cristiano en estado de enfermedad grave o vejez





"La ceniza es un símbolo exterior de un cambio interior"

Inicio de la Cuaresma, Tiempo de Conversión



"La ceniza es un símbolo exterior de un cambio interior"


Los feligreses porteños asistieron el pasado miércoles de ceniza a la Santa Eucaristía presidida por el Obispo Monseñor Saul Figueroa Albornoz en la Catedral San Jose de Puerto Cabello, quien dio inicio a la Cuaresma con la imposición de ceniza a los presentes.


Durante su homilía, Monseñor recordó que la Cuaresma es tiempo de Conversión personal, son los 40 días de preparación para la Semana Santa, es el tiempo litúrgico en el que a través del ayuno, la oración y la misericordia los fieles se preparan para la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, "tenemos que practicar las obras de Misericordia: dar de comer al hambriento, darle de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, visitar al enfermo, visitar los presos y enterrar a los difuntos como nos lo pide el Papa Francisco en este año Jubilar".  




El Obispo también enfatizo que las cenizas no son un amuleto que hay que ir buscando de misa en misa durante el tiempo de Cuaresma, sino que son "un símbolo externo de un cambio interno" .



Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2016

«'Misericordia quiero y no sacrificio' (Mt 9,13).
Las obras de misericordia en el camino jubilar»

1. María, icono de una Iglesia que evangeliza porque es evangelizada
En la Bula de convocación del Jubileo invité a que «la Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios» (Misericordiae vultus, 17). Con la invitación a escuchar la Palabra de Dios y a participar en la iniciativa «24 horas para el Señor» quise hacer hincapié en la primacía de la escucha orante de la Palabra, especialmente de la palabra profética. La misericordia de Dios, en efecto, es un anuncio al mundo: pero cada cristiano está llamado a experimentar en primera persona ese anuncio. Por eso, en el tiempo de la Cuaresma enviaré a los Misioneros de la Misericordia, a fin de que sean para todos un signo concreto de la cercanía y del perdón de Dios.
María, después de haber acogido la Buena Noticia que le dirige el arcángel Gabriel, María canta proféticamente en el Magnificat la misericordia con la que Dios la ha elegido. La Virgen de Nazaret, prometida con José, se convierte así en el icono perfecto de la Iglesia que evangeliza, porque fue y sigue siendo evangelizada por obra del Espíritu Santo, que hizo fecundo su vientre virginal. En la tradición profética, en su etimología, la misericordia está estrechamente vinculada, precisamente con las entrañas maternas (rahamim) y con una bondad generosa, fiel y compasiva (hesed) que se tiene en el seno de las relaciones conyugales y parentales.
2. La alianza de Dios con los hombres: una historia de misericordia
El misterio de la misericordia divina se revela a lo largo de la historia de la alianza entre Dios y su pueblo Israel. Dios, en efecto, se muestra siempre rico en misericordia, dispuesto a derramar en su pueblo, en cada circunstancia, una ternura y una compasión visceral, especialmente en los momentos más dramáticos, cuando la infidelidad rompe el vínculo del Pacto y es preciso ratificar la alianza de modo más estable en la justicia y la verdad. Aquí estamos frente a un auténtico drama de amor, en el cual Dios desempña el papel de padre y de marido traicionado, mientras que Israel el de hijo/hija y el de esposa infiel. Son justamente las imágenes familiares —como en el caso de Oseas (cf. Os 1-2)— las que expresan hasta qué punto Dios desea unirse a su pueblo.
Este drama de amor alcanza su culmen en el Hijo hecho hombre. En él Dios derrama su ilimitada misericordia hasta tal punto que hace de él la «Misericordia encarnada» (Misericordiae vultus, 8). En efecto, como hombre, Jesús de Nazaret es hijo de Israel a todos los efectos. Y lo es hasta tal punto que encarna la escucha perfecta de Dios que el Shemà requiere a todo judío, y que todavía hoy es el corazón de la alianza de Dios con Israel: «Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo. Amarás, pues, al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas» (Dt 6,4-5). El Hijo de Dios es el Esposo que hace cualquier cosa por ganarse el amor de su Esposa, con quien está unido con un amor incondicional, que se hace visible en las nupcias eternas con ella.
Es éste el corazón del kerygma apostólico, en el cual la misericordia divina ocupa un lugar central y fundamental. Es «la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado» (Exh. ap. Evangelii gaudium, 36), el primer anuncio que «siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis» (ibíd., 164). La Misericordia entonces «expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer» (Misericordiae vultus, 21), restableciendo de ese modo la relación con él. Y, en Jesús crucificado, Dios quiere alcanzar al pecador incluso en su lejanía más extrema, justamente allí donde se perdió y se alejó de Él. Y esto lo hace con la esperanza de poder así, finalmente, enternecer el corazón endurecido de su Esposa.
3. Las obras de misericordia
La misericordia de Dios transforma el corazón del hombre haciéndole experimentar un amor fiel, y lo hace a su vez capaz de misericordia. Es siempre un milagro el que la misericordia divina se irradie en la vida de cada uno de nosotros, impulsándonos a amar al prójimo y animándonos a vivir lo que la tradición de la Iglesia llama las obras de misericordia corporales y espirituales. Ellas nos recuerdan que nuestra fe se traduce en gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu, y sobre los que seremos juzgados: nutrirlo, visitarlo, consolarlo y educarlo. Por eso, expresé mi deseo de que «el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina» (ibíd., 15). En el pobre, en efecto, la carne de Cristo «se hace de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga... para que nosotros lo reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado» (ibíd.). Misterio inaudito y escandaloso la continuación en la historia del sufrimiento del Cordero Inocente, zarza ardiente de amor gratuito ante el cual, como Moisés, sólo podemos quitarnos las sandalias (cf. Ex 3,5); más aún cuando el pobre es el hermano o la hermana en Cristo que sufren a causa de su fe.
Ante este amor fuerte como la muerte (cf. Ct 8,6), el pobre más miserable es quien no acepta reconocerse como tal. Cree que es rico, pero en realidad es el más pobre de los pobres. Esto es así porque es esclavo del pecado, que lo empuja a utilizar la riqueza y el poder no para servir a Dios y a los demás, sino parar sofocar dentro de sí la íntima convicción de que tampoco él es más que un pobre mendigo. Y cuanto mayor es el poder y la riqueza a su disposición, tanto mayor puede llegar a ser este engañoso ofuscamiento. Llega hasta tal punto que ni siquiera ve al pobre Lázaro, que mendiga a la puerta de su casa (cf. Lc 16,20-21), y que es figura de Cristo que en los pobres mendiga nuestra conversión. Lázaro es la posibilidad de conversión que Dios nos ofrece y que quizá no vemos. Y este ofuscamiento va acompañado de un soberbio delirio de omnipotencia, en el cual resuena siniestramente el demoníaco «seréis como Dios» (Gn 3,5) que es la raíz de todo pecado. Ese delirio también puede asumir formas sociales y políticas, como han mostrado los totalitarismos del siglo XX, y como muestran hoy las ideologías del pensamiento único y de la tecnociencia, que pretenden hacer que Dios sea irrelevante y que el hombre se reduzca a una masa para utilizar. Y actualmente también pueden mostrarlo las estructuras de pecado vinculadas a un modelo falso de desarrollo, basado en la idolatría del dinero, como consecuencia del cual las personas y las sociedades más ricas se vuelven indiferentes al destino de los pobres, a quienes cierran sus puertas, negándose incluso a mirarlos.
La Cuaresma de este Año Jubilar, pues, es para todos un tiempo favorable para salir por fin de nuestra alienación existencial gracias a la escucha de la Palabra y a las obras de misericordia. Mediante las corporales tocamos la carne de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados, mientras que las espirituales tocan más directamente nuestra condición de pecadores: aconsejar, enseñar, perdonar, amonestar, rezar. Por tanto, nunca hay que separar las obras corporales de las espirituales. Precisamente tocando en el mísero la carne de Jesús crucificado el pecador podrá recibir como don la conciencia de que él mismo es un pobre mendigo. A través de este camino también los «soberbios», los «poderosos» y los «ricos», de los que habla el Magnificat, tienen la posibilidad de darse cuenta de que son inmerecidamente amados por Cristo crucificado, muerto y resucitado por ellos. Sólo en este amor está la respuesta a la sed de felicidad y de amor infinitos que el hombre —engañándose— cree poder colmar con los ídolos del saber, del poder y del poseer. Sin embargo, siempre queda el peligro de que, a causa de un cerrarse cada vez más herméticamente a Cristo, que en el pobre sigue llamando a la puerta de su corazón, los soberbios, los ricos y los poderosos acaben por condenarse a sí mismos a caer en el eterno abismo de soledad que es el infierno. He aquí, pues, que resuenan de nuevo para ellos, al igual que para todos nosotros, las lacerantes palabras de Abrahán: «Tienen a Moisés y los Profetas; que los escuchen» (Lc 16,29). Esta escucha activa nos preparará del mejor modo posible para celebrar la victoria definitiva sobre el pecado y sobre la muerte del Esposo ya resucitado, que desea purificar a su Esposa prometida, a la espera de su venida.
No perdamos este tiempo de Cuaresma favorable para la conversión. Lo pedimos por la intercesión materna de la Virgen María, que fue la primera que, frente a la grandeza de la misericordia divina que recibió gratuitamente, confesó su propia pequeñez (cf. Lc 1,48), reconociéndose como la humilde esclava del Señor (cf. Lc 1,38).

sábado, 6 de febrero de 2016

Clausura del Año de La Vida Consagrada


Clausura del Año de La Vida Consagrada y día de 
La Virgen de la Candelaria

 Este 2 de febrero día de la Presentación del Señor, de Nuestra Señora de la Candelaria y de la Vida Consagrada se llevo a cabo en la Catedral San Jose, la Solemne Eucaristía de Clausura del Año de la Vida Consagrada, presidida por Monseñor Saul Figueroa y concelebrada por el presbitero Miguel Barrientos.



Previo a la Eucaristía los Consagrados de nuestra Diócesis: Hermanas de San José de Tarbes, Hermanitas de los Pobres, Hermanas Agustinas Recoletas, la Fraternidad Misionera de María, padres del Sagrado Corazón de Jesús, las Comunidades Emmanuel, Jesús es Señor y Camino Neocatecumenal realizaron expocarisma en la Iglesia El Rosario, al concluir de alli salieron en peregrinacion hasta la Catedral San José para atravesar la Puerta Santa y obtener las gracias del Jubileo de La Misericordia.
















El Año de la Vida Consagrada convocado por el Papa Francisco desde el 30 de noviembre de 2014 culminó este 2 de febrero.

Antes de la celebración de la Santa Misa Monseñor y el párroco Alexander Chacon realizaron la bendición de las Velas.



Durante la Homilía Monseñor destaco los motivos de la Eucaristía y recordó que la Virgen Maria fue la primera Apóstol, la primera Cristiana, destaco "debemos dejarnos iluminar por la Llama de Cristo, debemos ser Luz para el mundo como El, seamos portadores de la LUZ de CRISTO".

Los sacerdotes Alexander Chacon, David Oropeza y Gustavo Ortiz realizaron confesiones.








Jornada Diocesana de Infancia y Adolescencia Misionera


Jornada Infancia y Adolescencia Misionera


Con mucha alegría los niños y adolescentes de la Diócesis de Puerto Cabello celebraron el pasado sábado 30 de enero, la Jornada Mundial de Infancia y Adolescencia Misionera, la cual inicio con una gran concentración desde muy temprano en la Plaza Flores, donde el padre Wolfang Gonzalez dio las palabras de bienvenida y apertura de la actividad destacando la importancia que tienen los niños y jóvenes dentro de la Iglesia.

Seguidamente salieron en peregrinación hasta la Plaza Bolívar donde los niños del grupo Marineritos de Jesús de la parroquia San Pio X realizaron pantomimas y coreografías.



Allí también recibieron una breve catequesis sobre el Año de la Misericordia y como ganar la indulgencia plenaria a cargo de Cremilde Pacheco. Al concluir la catequesis la peregrinación avanzo hasta la Catedral San Jose donde los niños y jóvenes pasaron por la Puerta Santa y realizaron 15 minutos de Adoración al Santísimo guiada por los niños Carmelitas, luego escucharon atentamente la Santa Eucaristía que fue presidida por el Obispo Monseñor Saul Figueroa y concelebrada por los presbíteros Wolfang Gonzalez y Jean Carlo Moreno.


Durante la celebración Eucarística los sacerdotes Tulio Mendez, Jose Arellano, Miguel Barrientos, David Oropeza y Jose Alberto Sequera realizaron Confesiones.


Antes de concluir la Santa Misa Monseñor bendijo las bufandas y los niños fueron consagrados con la imposición de las mismas, como símbolo del deber y la responsabilidad que tienen con la obra evangelizadora.

En la jornada participaron mas de setecientos niños y jóvenes de todas las parroquias que integran la Diócesis y los colegios católicos que hacen vida en la ciudad.