lunes, 12 de enero de 2015

Exhortación final de la CIII Asamblea Ordinaria Plenaria de la CEV

EXHORTACIÓN PASTORAL
RENOVACIÓN ÉTICA Y ESPIRITUAL FRENTE A LA CRISIS
1. Con profunda y renovada esperanza en Dios, al inicio de este año 2015 los Obispos de Venezuela
saludamos a todos los venezolanos, y elevamos nuestras oraciones al Señor por el bienestar y la paz del
país. En medio de los problemas que nos agobian, hemos visto en Navidad la luz de Jesús, nuestro
Divino Salvador (Lc 2, 9), quien nos anima a ir adelante, en fidelidad a su palabra, para construir un
mundo mejor. Confiando en El queremos una vez más compartir con nuestro pueblo algunas
inquietudes sobre la actual situación del país, para contribuir a resolver la crisis que enfrentamos.

EN MEDIO DE UNA CRISIS GENERAL
2. La primera parte del año 2014 estuvo marcada por una fuerte agitación política y social. En esos
momentos los Obispos manifestamos firmemente nuestro rechazo a toda violencia, fuera cual fuera su
origen y autores, pues ella produjo un saldo de 43 muertos y muchos heridos, lo cual deploramos sin
hacer distinción de sectores sociales o políticos; denunciamos el uso excesivo de la fuerza en la
represión de las protestas, así como la detención de miles de personas, muchas de ellas todavía hoy en
prisión, o sujetas a presentación ante tribunales penales o a otras medidas restrictivas de libertad; y
manifestamos nuestras condolencias y solidaridad con las víctimas y sus familias. Hay abundantes
denuncias de violaciones de derechos humanos e incluso de torturas a los detenidos, que deben ser
atendidas y sancionados los culpables de estos delitos.
3. Esa grave crisis planteó la necesidad de un diálogo entre dirigentes del gobierno, de la oposición y
de otros sectores. Gracias, entre otras cosas, a los llamados del Papa Francisco y a la participación del
Nuncio Apostólico de Su Santidad, S.E Mons. Aldo Giordano, se dio inicio a un diálogo que
lamentablemente no pasó de los primeros encuentros.
4. A esta situación se ha unido en los últimos meses la angustia generalizada del pueblo por la crisis
económica que sufrimos, pues se ve sometido a dificultades nunca vistas para tener acceso a artículos
de primera necesidad. Una deuda externa gigantesca, que hipoteca el futuro de los venezolanos, la
inflación desbordada, la devaluación de nuestra moneda, el contrabando de extracción y el
desabastecimiento de productos básicos han generado el empobrecimiento creciente de amplio sectores
de la población, particularmente los de menos recursos económicos. Esta crisis se acrecienta por la
corrupción administrativa, el centralismo, el saqueo de las divisas del fisco, la reciente baja de los
precios del petróleo, y por la ineficacia de las medidas y planes que está aplicando el Gobierno
Nacional para enfrentarla.
5. También nos encontramos en una situación de violencia social cada vez peor. El lenguaje ofensivo,
la descalificación sistemática a toda opinión contraria, incitan al fanatismo y a la irracionalidad. La
crisis de inseguridad pública es intolerable. Lamentablemente los esfuerzos y programas desarrollados
por el gobierno para controlar este flagelo han resultado ineficaces. A esto se suman graves problemas
en el campo de la salud, como el de epidemias virales no enfrentadas con eficiencia, la carencia de
medicinas, insumos y equipos médicos en todo el país. Por otra parte, la muerte de más de cuarenta
internos en el presidio de Uribana revela una situación trágica en nuestro sistema carcelario, que debe
ser reformado totalmente.

RENOVACION ETICA Y ESPIRITUAL FRENTE A LA CRISIS
1. Con profunda y renovada esperanza en Dios, al inicio de este año 2015 los Obispos de Venezuela
saludamos a todos los venezolanos, y elevamos nuestras oraciones al Señor por el bienestar y la paz del
país. En medio de los problemas que nos agobian, hemos visto en Navidad la luz de Jesús, nuestro
Divino Salvador (Lc 2, 9), quien nos anima a ir adelante, en fidelidad a su palabra, para construir un
mundo mejor. Confiando en El queremos una vez más compartir con nuestro pueblo algunas
inquietudes sobre la actual situación del país, para contribuir a resolver la crisis que enfrentamos.
2. La primera parte del año 2014 estuvo marcada por una fuerte agitación política y social. En esos
momentos los Obispos manifestamos firmemente nuestro rechazo a toda violencia, fuera cual fuera su
origen y autores, pues ella produjo un saldo de 43 muertos y muchos heridos, lo cual deploramos sin
hacer distinción de sectores sociales o políticos; denunciamos el uso excesivo de la fuerza en la
represión de las protestas, así como la detención de miles de personas, muchas de ellas todavía hoy en
prisión, o sujetas a presentación ante tribunales penales o a otras medidas restrictivas de libertad; y
manifestamos nuestras condolencias y solidaridad con las víctimas y sus familias. Hay abundantes
denuncias de violaciones de derechos humanos e incluso de torturas a los detenidos, que deben ser
atendidas y sancionados los culpables de estos delitos.
3. Esa grave crisis planteó la necesidad de un diálogo entre dirigentes del gobierno, de la oposición y
de otros sectores. Gracias, entre otras cosas, a los llamados del Papa Francisco y a la participación del
Nuncio Apostólico de Su Santidad, S.E Mons. Aldo Giordano, se dio inicio a un diálogo que
lamentablemente no pasó de los primeros encuentros.
4. A esta situación se ha unido en los últimos meses la angustia generalizada del pueblo por la crisis
económica que sufrimos, pues se ve sometido a dificultades nunca vistas para tener acceso a artículos
de primera necesidad. Una deuda externa gigantesca, que hipoteca el futuro de los venezolanos, la
inflación desbordada, la devaluación de nuestra moneda, el contrabando de extracción y el
desabastecimiento de productos básicos han generado el empobrecimiento creciente de amplio sectores
de la población, particularmente los de menos recursos económicos. Esta crisis se acrecienta por la
corrupción administrativa, el centralismo, el saqueo de las divisas del fisco, la reciente baja de los
precios del petróleo, y por la ineficacia de las medidas y planes que está aplicando el Gobierno
Nacional para enfrentarla.
5. También nos encontramos en una situación de violencia social cada vez peor. El lenguaje ofensivo,
la descalificación sistemática a toda opinión contraria, incitan al fanatismo y a la irracionalidad. La
crisis de inseguridad pública es intolerable. Lamentablemente los esfuerzos y programas desarrollados
por el gobierno para controlar este flagelo han resultado ineficaces. A esto se suman graves problemas
en el campo de la salud, como el de epidemias virales no enfrentadas con eficiencia, la carencia de
medicinas, insumos y equipos médicos en todo el país. Por otra parte, la muerte de más de cuarenta
internos en el presidio de Uribana revela una situación trágica en nuestro sistema carcelario, que debe
ser reformado totalmente.
UN CAMINO EQUIVOCADO
6. El mayor problema y la causa de esta crisis general, como hemos señalado en otras ocasiones, es la
decisión del Gobierno Nacional y de los otros órganos del Poder Público de imponer un sistema
político–económico de corte socialista marxista o comunista. Ese sistema es totalitario y centralista,
establece el control del Estado sobre todos los aspectos de la vida de los ciudadanos y de las
instituciones públicas y privadas. Además, atenta contra la libertad y los derechos de las personas y
asociaciones y ha conducido a la opresión y a la ruina a todos los países donde se ha aplicado.
7. Esta decisión se evidencia, entre otras cosas, en el desprecio de cualquier propuesta que no sea la
oficial, en el desarrollo de una hegemonía comunicacional que entraba y limita la actuación de medios
independientes, en el propósito de controlar los sindicatos, en la persecución por vía judicial de la
disidencia política, en la multiplicación de leyes, normativas y procedimientos que dificultan la acción
del sector privado, incluso de aquellas organizaciones sin fines de lucro que se dedican a promover
obras de beneficio social. Así mismo se manifiesta en la reciente designación de los Rectores del
Consejo Nacional Electoral, de algunos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y de las
autoridades del Poder Ciudadano de acuerdo a intereses partidistas, la cual no refleja la pluralidad
política del país y de la Asamblea Nacional, y ha llevado al cuestionamiento legal y ético de los
procedimientos usados. De nuevo afirmamos: el socialismo marxista es un camino equivocado, y por
eso no se debe establecer en Venezuela.

URGENCIA DE CONCERTACION Y DIALOGO EFICAZ
8. Por todas estas razones proponemos nuevamente el diálogo como la vía indispensable para lograr la
concertación y resolver los graves problemas de nuestro país. Ahora bien: un diálogo sincero y eficaz
que prevea cambios y acuerdos en bien de todos, solo es posible con una esperanza trascendental que
ponga en movimiento a la mayoría de los venezolanos - de todas las tendencias políticas- con los
valores indispensables para la regeneración del país. Por otra parte, la Asamblea Nacional debería ser la
primera instancia de diálogo y respeto de la pluralidad política de Venezuela.
9. Para lograr la concertación es preciso el respeto absoluto a los derechos humanos, y descartar la
violencia excesiva en el control de legítimas manifestaciones del pueblo por parte de los funcionarios
del Estado. También es necesario liberar a los presos políticos y no utilizar el sistema judicial para
amedrentar e inhabilitar a adversarios políticos. La libertad de expresión y la existencia de medios de
comunicación independientes deben ser respetadas.
10. El restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos luego de 53 años de
enfrentamientos, propiciado por la mediación del Papa Francisco, revela que posiciones intransigentes
y radicales, son estériles, y finalmente deben dar paso al encuentro y al diálogo.

LLAMADOS A LA RESPONSABILIDAD
11. El Gobierno Nacional y todas las autoridades deben asumir su responsabilidad en solucionar los
problemas que vive el país, activando los correctivos necesarios para evitar el empeoramiento de la
crisis. Los dirigentes de los órganos del Poder Público, más allá de los procedimientos con que fueron
designados, deben ejercer sus cargos con imparcialidad y justicia, teniendo en cuenta que Dios y la
Patria juzgarán y castigarán a quienes cometan cualquier injusticia y quebranten el juramento de actuar
bien.
12. De igual manera los líderes de los diversos sectores políticos, empresariales, laborales y culturales,
deben participar en la solución de dichos graves problemas. Los líderes de la oposición están en la 3
obligación de presentar un proyecto común de país y trabajar por el bien de Venezuela, superando las
tentaciones de personalismo. El estamento militar debe actuar con la imparcialidad postulada por la
Constitución. Las fuerzas políticas y el pueblo venezolano en general deben rechazar todo tipo de
violencia. Si actuamos todos con el arma de la no violencia, podremos reconstruir la convivencia
social, el orden constitucional y la paz interna de la República.
13. Y cabe subrayar que cada uno de nosotros, como ciudadanos, tiene responsabilidades políticas que
no puede delegar. En el ejercicio de esa responsabilidad debemos ejercer y defender activa y
firmemente, siempre con medios pacíficos, nuestros derechos y los derechos de los demás, y exigir el
respeto a las condiciones necesarias para una convivencia nacional justa, pacífica y provechosa para
todos.

ELECCIONES PARLAMENTARIAS
14. Una oportunidad estupenda para ejercer esa responsabilidad política en este año son las elecciones
para la Asamblea Nacional. Los actores políticos deben postular a personas debidamente seleccionadas
y capaces, de alta responsabilidad, cualidades morales y espíritu de servicio al pueblo. Llamamos a
todos los electores a participar, pues del voto de cada uno de nosotros dependerá la composición de la
futura Asamblea, factor importantísimo en la solución de los problemas del país. El Consejo Nacional
Electoral tiene la ineludible obligación moral de actuar con transparencia e imparcialidad, sin promover
cambios que lesionen la justicia y la representación equitativa de la población. Le corresponde también
la obligación de perfeccionar el sistema electoral de manera que no haya ventajismos de ningún grupo,
y que no se utilicen los recursos del Estado para promover ninguna candidatura.

REFORMAS ECONOMICAS Y RENOVACION SOCIAL
15. El sistema económico que está imponiendo el Gobierno Nacional es, a todas luces, ineficaz. Es
necesario que, dejando a un lado concepciones ideológicas rígidas y fracasadas así como el afán de
controlarlo todo, el Gobierno impulse reformas que eliminen trabas a la producción, detengan la
inflación, y solucionen el desabastecimiento y la carestía de los artículos de primera necesidad. Entre
otras cosas promoviendo la actividad privada en la economía, consagrada en la Constitución.

16. Venezuela necesita un nuevo espíritu emprendedor con audacia y creatividad. Es urgente estimular
la laboriosidad y la producción dando seguridad jurídica y fomentando empresas eficientes, tanto
públicas como privadas. Pero también es necesario observar una conducta ética, recta y honesta.
Recordemos que la corrupción, cobrar indebidamente por cualquier trámite, la especulación en los
precios, querer ganar dinero sin trabajar, el fraude, son graves males y pecados que deben ser
desterrados de la vida nacional y de la conducta de todos los ciudadanos, en particular de los
funcionarios del Estado.
17. Los cuerpos de seguridad deben urgentemente actuar con mayor empeño y efectividad en el marco
de la Constitución y las leyes para garantizar la seguridad personal y patrimonial de los venezolanos,
combatir eficazmente la inseguridad, y someter a la delincuencia, que tanto dolor causa en todos los
sectores sociales. En el mundo obrero hay que respetar y defender los derechos legítimos de los
trabajadores a la organización sindical. En el campo de la salud el Gobierno Nacional debe afrontar las
graves deficiencias actuales, mejorar la red de los servicios públicos hospitalarios y asistenciales, y
solucionar pronto y definitivamente el desabastecimiento de medicinas y equipos médicos.
18. Para lograr una profunda renovación social es preciso que todos fomentemos y apoyemos con
fuerza la unión familiar, pues la familia es el núcleo fundamental de la sociedad. Deploramos la
emigración de miles de venezolanos, que desintegra las familias y constituye un empobrecimiento de nuestro talento humano. Hay que promover también, a todo nivel, un nuevo clima nacional de
convivencia, de fraternidad, de entendimiento, ajeno al enfrentamiento, a la exclusión y a la
polarización. Esto es muy necesario especialmente en las comunidades de los recientes desarrollos
residenciales de la Gran Misión Vivienda Venezuela, para ayudarlas a convivir como buenos vecinos y
hermanos en una situación nueva para ellos.

RENOVACION ETICA Y ESPIRITUAL
19. La grave crisis que confrontamos en Venezuela revela una situación aún más profunda: una crisis
moral, de valores, actitudes, motivaciones y conductas, que es preciso corregir. Tenemos que superar
actitudes como el afán de riqueza fácil y la corrupción, la soberbia política, la prepotencia y el ansia del
poder, el egoísmo, la pereza, el odio y la violencia. Y hemos de rescatar los principios de legalidad,
legitimidad y moralidad que sustentan el entramado de la convivencia social. Estamos convencidos de
que es posible una Patria en la que impere la democracia, con instituciones eficaces y saludables, donde
cada persona y la sociedad entera puedan desarrollar sus iniciativas, superarse y comprometerse con la
promoción del bien común. Es necesaria la práctica de las virtudes personales y cívicas, de lo cual fue
preclaro ejemplo el Venerable Dr. José Gregorio Hernández
20. Por eso, como pastores de la Iglesia en Venezuela, hacemos un insistente llamado a la conversión
moral, y al cumplimiento de los Mandamientos de la Ley de Dios. Es necesario que escuchemos y
cumplamos la palabra de Dios, camino hacia la felicidad personal y social (Lc 11, 28), que nos invita a
reavivar lo mejor de nosotros mismos: el amor al prójimo para construir juntos una Venezuela
renovada donde florezcan la vida digna y los derechos de todos.
21. Esta crisis nacional no será resuelta en su totalidad sin una renovación moral y espiritual que lleve
a líneas concretas de acción. No podemos creer en Dios y actuar de cualquier manera. Rechacemos la
injusticia, la corrupción y la violencia como males morales que hunden al país, y vivamos de acuerdo al
proyecto del Reino de Dios predicado por Nuestro Señor Jesucristo. Como nos recuerda el Papa
Francisco: “se trata de amar a Dios que reina en el mundo. En la medida en que Él logre reinar entre
nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos”
(Evangelii Gaudium 180).

EN CRISTO PONEMOS NUESTRA ESPERANZA
22. Queridos hermanos y hermanas: este dramático análisis que hacemos con dolor, nace de nuestra
cercanía al pueblo que sufre, y de la misión pastoral que nos impulsa a ser promotores de la dignidad
humana y de la paz. Nos sentimos solidarios con quienes se sienten particularmente inquietos, afligidos
y angustiados por la actual situación. Manifestamos nuestra determinación y compromiso de
renovación personal y comunitaria en la línea de las exigencias del Evangelio proclamadas por el Papa
Francisco, y de continuar trabajando para llevar firme esperanza y el consuelo de Dios a los más
necesitados, en la línea de la opción por los pobres.
23. En medio de esta crisis, proclamamos: Cristo crucificado y resucitado es nuestra esperanza. El
venció la adversidad y el mal. El nos da su Espíritu Santo para renovar el mundo. La esperanza no es
pasividad ni conformismo. A pesar de las dificultades que se vislumbran para el presente año, los
cristianos sabemos que estamos en manos de Dios. En Jesús, “Dios con nosotros” (Mt 1, 23), ponemos
nuestra confianza. Sin derrotismo, actuemos con entusiasmo para superar la crisis que enfrentamos.
24. Con estos sentimientos y con gran afecto, imploramos sobre todos los habitantes de nuestra
querida Patria las bendiciones de Dios y la maternal protección de María Santísima, la Virgen de
Coromoto, patrona de Venezuela. Amén.

Caracas, 12 de enero de 2015 

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